En el encuentro, que tendrá lugar este fin de semana en la Pontificia Universidad Antonianum de Roma, participarán representantes (en su mayoría superiores y ecónomos) de unos 500 institutos católicos de vida consagrada de diversos países.
Según José Rodríguez Carballo, secretario de la Congregación para los Institutos de Vida Consagrada y Sociedades de Vida Apostólica del Vaticano, el encuentro fue solicitado expresamente por el Papa porque él conoce la complejidad de la gestión de los bienes eclesiásticos.
Esta gestión, si no es correcta, lleva a consecuencias muy serias y a veces gravísimas para los institutos mismos, aseguró Rodríguez Carballo en declaraciones a la Radio Vaticana.
Precisó que se trata de iniciar una reflexión que lleve a orientaciones concretas, ya que El Vaticano está preparando, desde hace algunos meses, un documento sobre este tema que pretende incluir indicaciones específicas.
Rodríguez Carballo reconoció la existencia de casos escandalosos en el manejo de los bienes de la Iglesia y manifestó que lo primero, en estos casos, es pedir perdón por los errores cometidos, muchos de los cuales aclaró- se generan pese a la buena fe.
Ante todo, los bienes son de Dios, no nuestros. (Debemos) pedir perdón a los pobres, porque a menudo los institutos de vida consagrada viven de la generosidad de los pobres, sostuvo.
Es necesario, por lo tanto, tomar las medidas para corregir inmediatamente estos errores, voluntarios o involuntarios, y cuando digo voluntarios no pretendo decir que se buscan a propósito, pero ciertamente no se tiene una vigilancia adecuada.
Ante esa situación, consideró urgente poner en práctica los medios para que esos errores sean corregidos inmediatamente.
No obstante, advirtió que se ha avanzado mucho en el tema de la transparencia con auditorías anuales y certificaciones de los balances de las obras realizadas por las congregaciones.
En el simposio queremos insistir mucho sobre la transparencia, porque creemos que la transparencia es fundamental por la eficiencia y la eficacia de la misión. ¡En la transparencia nos jugamos la credibilidad! Y esto no puede ponerse en juego, puntualizó.