El papa Francisco agradeció el domingo a los brasileños por la cálida acogida que le dispensaron durante su visita a la Jornada Mundial de la Juventud. “Quiero subrayar mis agradecimientos a los brasileños: es una buena gente la de Brasil, un pueblo de gran corazón”, dijo el papa, ante millares de personas que llenaron la plaza San Pedro a pesar de las altas temperaturas.
“No olvido su caluroso recibimiento, su saludo, su mirada, su alegría, un pueblo generoso. Pido al Señor su bendición”, agregó. En su primer Ángelus tras regresar el lunes pasado de su visita a Brasil, que su primer viaje internacional, Francisco comentó que había muchos jóvenes en la Plaza de San Pedro, indicando que “parece que es Río de Janeiro”.
Agradeció de manera especial a “todos los jóvenes que participaron con sacrificios” y “al Señor por los encuentros que tuve con los pastores y el pueblo de ese gran país que es el Brasil, como también con sus autoridades y voluntarios”. “El Señor recompense a todos aquellos que han trabajado por esta gran fiesta de la fe”, agregó.
El papa llamó a los brasileños “buena gente”, “gente con un gran corazón” y “gente generosa”. “No olvidaré el cálido recibimiento” de Brasil, agregó. El pontífice, nacido en la Argentina, acudió a Brasil, su primer viaje al extranjero desde que fue elegido papa en marzo y atrajo a millones de jóvenes a un festival religioso.
Francisco dijo a los creyentes que los jóvenes como los que acudieron a estar con él en Brasil “son especialmente sensibles ante la ausencia de significado y valores que con frecuencia les rodea. Y desgraciadamente pagan un precio”. Francisco destacó la importancia que la Jornada realizada en Río de Janeiro tuvo “para Brasil, para América Latina y para el mundo entero”.
“No debemos jamás olvidar que la Jornada Mundial de la Juventud no son fuegos artificiales, momentos de entusiasmo, son etapas de un largo camino iniciado en 1985 por iniciativa del papa Juan Pablo II”, recordó.
Expresó su deseo de que la experiencia de esta Jornada de Brasil “se pueda traducir en el camino cotidiano, en el comportamiento de todos los días y que lo puedan traducir también en decisiones importantes de la vida”.