Por Andrés Beltramo Álvarez. Enviado
Washington, 24 Sep (Notimex).- El Papa Francisco aseguró hoy que no existe justificación social, moral o de cualquier tipo para aceptar la falta de una habitación, al visitar a un grupo de sin techo en la parroquia de San Patricio en la capital estadunidense.
Después de pronunciar un histórico discurso ante el pleno del Congreso de Estados Unidos, el Papa se trasladó hasta el templo católico más antiguo de esta ciudad, fundado en 1794, para ofrecer servicio pastoral a los obreros irlandeses ocupados en la construcción de la Casa Blanca y el Capitolio.
No encontramos ningún tipo de justificación social, moral o del tipo que fuese para aceptar la falta de habitación. Son situaciones injustas, pero sabemos que Dios está sufriéndolas con nosotros, está viviéndolas a nuestro lado. No nos deja solos, afirmó el pontífice en su discurso pronunciado en español.
Aseguró que los sin techo le recordaban a San José, que debió enfrentar situaciones difíciles y una de ellas fue cuando María estaba por dar a luz a Jesús en Belén, donde no había alojamiento para ellos.
El hijo de Dios entró en este mundo como uno que no tiene casa. El hijo de Dios supo lo que es comenzar la vida sin un techo. Imaginemos las preguntas de José en ese momento: ¿Cómo el hijo de Dios no tiene un techo para vivir? ¿Por qué estamos sin hogar, por qué estamos sin un techo?, dijo.
Son preguntas que muchos de ustedes pueden hacerse a diario. Al igual que José se cuestionan: ¿Por qué estamos sin un techo, sin un hogar? Son preguntas que nos hará bien hacernos a todos: ¿Por qué estos hermanos nuestros están sin hogar, por qué estos hermanos nuestros no tienen un techo?, añadió.
Señaló que la fe le permitió a José encontrar luz en los momentos en que todo parecía a oscuras, lo sostuvo en las dificultades de su vida y él supo salir adelante cuando todo parecía detenerse.
El Papa invitó a rezar porque en la oración no hay ricos y pobres, no hay personas de primera o de segunda, solo hay hijos y hermanos, hay fraternidad.
Agregó que en la oración es donde el corazón encuentra la fuerza para no volverse insensible, frío ante las situaciones de injusticia.
Hoy quiero unirme a ustedes, necesito su apoyo, su cercanía. Quiero invitarlos a rezar juntos, los unos por los otros, los unos con los otros. Así podremos continuar con este sostén que nos ayuda a vivir la alegría de saber que Jesús siempre está en medio nuestro. ¿Se animan?, les preguntó.
Tras pronunciar su discurso, el líder católico se trasladó al contiguo edificio de las Obras Diocesanas de Caridad (Catholic Charities) donde bendijo una pequeña capilla. Después fue saludando a los presentes, que se le arremolinaban y hacían difícil su paso.
En un momento incluso bendijo la comida de algunos y concluyó con la frase: ¡Buen apetito!. Esa fue la última actividad pública en Washington y la agenda del viaje apostólico continúa en Nueva York esta tarde.