El Papa llegó hoy a Bolivia y reconoció los pasos importantes cumplidos por el gobierno del presidente Evo Morales para incluir amplios sectores en la vida del país, pero también indicó los pendientes y lanzó una especial invitación al diálogo.
Poco después de las 16:00 horas locales (20:00 GMT), el avión papal aterrizó en el aeropuerto de El Alto, procedente de Quito, en Ecuador. Al pie de la escalerilla lo esperaba el presidente Morales, junto con algunas autoridades políticas y religiosas.
Ambos se dirigieron a pie a un podio ubicado detrás del Hangar y en dirección a una multitud de personas que asistieron para participar en la ceremonia de bienvenida.
Tras los himnos de Bolivia y el Vaticano, los honores militares y la presentación de las delegaciones, tomaron la palabra.
Bolivia está dando pasos importantes para incluir a amplios sectores en la vida económica, social y política del País; cuenta con una Constitución que reconoce los derechos de los individuos, de las minorías, del medio ambiente, y con unas instituciones sensibles a estas realidades, dijo Francisco.
Todo ello requiere un espíritu de colaboración ciudadana, de diálogo y participación de los individuos y los actores sociales en las cuestiones que interesan a todos, agregó.
Estableció que el progreso integral de un pueblo incluye el crecimiento en valores de las personas y la convergencia en ideales comunes que consigan aunar voluntades, sin excluir ni rechazar a nadie.
Advirtió que si el crecimiento es sólo material, siempre se corre el riesgo de volver a crear nuevas diferencias, de que la abundancia de unos se construya sobre la escasez de otros. Por eso, además de la transparencia institucional, la cohesión social requiere un esfuerzo en la educación de los ciudadanos.
El líder católico manifestó sus mejores deseos de paz y prosperidad para todos los bolivianos, recordando especialmente aquellos que, por múltiples razones, han tenido que buscar otra tierra que los cobije, otro lugar donde esta madre los haga fecundos y posibilite la vida.
Destacó la variada realidad cultural y étnica del país, que, señaló, constituye una gran riqueza y un llamado permanente al respeto mutuo y al diálogo, entre los pueblos originarios milenarios y pueblos originarios contemporáneos.
Cuánta alegría nos da saber que el castellano traído a estas tierras hoy convive con 36 idiomas originarios, amalgamándose como lo hacen en las flores nacionales de kantuta y patujú el rojo y el amarillo para dar belleza y unidad en lo diverso, precisó.
Más adelante se refirió al papel de la Iglesia boliviana, sostuvo que la voz de sus pastores debe ser profética pero hablar a toda la sociedad en nombre de una madre, desde su opción preferencial y evangélica por los últimos.
Destacó el trabajo de las instituciones católicas dedicadas a la caridad fraterna, que buscan la promoción integral de la persona, así como el cuidado y la protección de los más vulnerables.
No se puede creer en Dios Padre sin ver un hermano en cada persona, y no se puede seguir a Jesús sin entregar la vida por los que él murió en la cruz, afirmó.
En una época en la que tantas veces se tiende a olvidar o tergiversar los valores fundamentales, la familia merece una especial atención por parte de los responsables del bien común, dijo.
La familia es la célula básica de la sociedad que aporta lazos sólidos de unión sobre los que se basa la convivencia humana y, con la generación y educación de sus hijos, asegura la renovación de la sociedad, ponderó.
Manifestó la preocupación de la Iglesia por los jóvenes, que si se comprometen con nobles ideales son garantía de futuro para una sociedad y por los mayores, a quienes debería asegurárseles no sólo la calidad de vida en sus últimos años, sino la calidez.
Señor presidente, queridos hermanos, gracias por estar aquí. Estos días nos permitirán tener diversos momentos de encuentro, diálogo y celebración de la fe. Lo hago alegre de estar en esta patria que se dice a sí misma pacifista, que promueve la cultura de la paz y el derecho a la paz, sentenció.