De hecho, Robin Wright cree que su hija ya se casó con alguno de los tres jóvenes que iban a bordo. Después de todo, uno de los tripulantes de la Niña está autorizado para celebrar bodas. Pero las autoridades de Nueva Zelanda piensan distinto: Creen que el navío de 21 metros (70 pies) debió hundirse hace más de ocho meses tras ser golpeado por una tormenta cuando la tripulación trataba de cruzar el mar de Tasmania en ruta de Nueva Zelanda hacia Australia. En ese momento la tripulación dejó de usar el teléfono satelital que llevaba. La búsqueda del velero no arrojó resultados y se cree que no hay esperanzas de que el grupo sobreviviera.
Pero a Robin y su esposo Ricky les cuesta trabajo renunciar a la búsqueda de su única hija. La pareja de Lafayette, Luisiana, ha pasado los tres últimos meses en Australia y han continuado la búsqueda mucho tiempo después de que las autoridades de Nueva Zelanda la cancelaron. Este mes Ricky recibió su licencia de piloto y su objetivo es volar por la costa de Australia con la esperanza de encontrar algo. Cualquier cosa.
En su búsqueda privada han gastado 600.000 dólares en viajes de avión privados. El dinero provino no sólo de sus ahorros sino de eventos de caridad, aportaciones de familia, amigos y de sus ahorros para la universidad de su hija. La pareja, profundamente religiosa, dice que Dios los ha mantenido fuertes y decididos.
“No podemos sostener, sin evidencias, que el barco se hundió, y creemos que es muy posible que no haya sido así”, dice Robin Wright. “Sabemos que es posible que el barco se haya hundido ¿pero supones lo peor y abandonas la búsqueda?”. No obstante, en algún momento la búsqueda tiene que terminar.
El martes la pareja, hablando por teléfono desde el aeropuerto de Sydney, dijo que regresarían a Estados Unidos porque se quedaron sin dinero y no están seguros de regresar a Australia. Sin embargo, no pierden la esperanza hasta que se cumpla un año de la desaparición del navío. “Después de un año las posibilidades son escasas”, dijo Ricky Wright. “Pero no renunciaremos a ellas. Sabemos que otras personas han sobrevivido más de un año en el mar”.