El ascenso de esta pequeña nación del mar Adriático es uno de varios tópicos discutidos en una reunión de dos días entre los altos diplomáticos de la alianza que inició el martes. Otros temas incluyen la larga misión de la Organización del Tratado del Atlántico Norte en Afganistán, mejorar las defensas turcas e inyectar “previsibilidad” a las relaciones de OTAN con una Rusia cada vez más resulta en lugares como Ucrania y Siria en meses recientes, dijo el secretario general de la alianza, Jens Stoltenberg.
“El ambiente de seguridad en donde nos reunimos hoy es oscuro: ataques terroristas, inestabilidad violenta y la violación de reglas internacionales. Estos son retos serios desde varias direcciones diferentes y la OTAN está respondiendo”, dijo Stoltenberg. Destacó el extremismo violento en el “Sur”, una palabra que la OTAN utiliza para el Medio Oriente y el norte de África, y dijo que los recientes ataques extremistas muestran un “nuevo reto cualitativo”.
La decisión de invitar formalmente a Montenegro parte de la política de “puertas abiertas” de la alianza para posibles nuevos miembros se tomará el miércoles, indicó Stoltenberg, pero dos diplomáticos de la OTAN dijeron que era un hecho seguro. Rusia advirtió a Montenegro que el unirse sería tomado como una provocación. Los diplomáticos hablaron bajo anonimato.
La vocera del Departamento de Estado de Estados Unidos, Elizabeth Trudeau, dijo el lunes que Washington apoya la invitación a Montenegro. “Consideramos que la membresía de Montenegro a la OTAN contribuirá para la seguridad en los Balcanes y Europa”, dijo.
La semana pasada, la vocera del Ministerio de Exteriores de Rusia, Maria Zakharova, dijo en una sesión informativa que la decisión de OTAN de iniciar negociaciones sobre la inclusión de Montenegro a la alianza podría ser “otro golpe serio” al existente sistema de seguridad. Agregó que tal medida sería “polémica” y “podría llevar a más complicaciones de las ya difíciles relaciones entre Rusia y OTAN”.
Montenegro es uno de los cuatro países que OTAN considera incluir, junto con Yugoslavia, Macedonia, Bosnia-Herzegovina y Georgia, antiguo miembro de la república soviética y vecino de Rusia cuya candidatura podría ser considerada incluso más problemática.
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Lynn Berry contribuyó desde Moscú.