ANKARA, Turquía (AP) El principal organismo europeo de derechos humanos pidió el viernes a Turquía que permita la entrada de observadores independiente en una ciudad de mayoría curda donde se ha impuesto un toque de queda de 24 horas mientras fuerzas de seguridad combaten a supuestos milicianos curdos.
Nils Muiznieks, comisionado de derechos humanos para el Consejo de Europa, expresó su preocupación por las acusaciones de “uso desproporcionado de la fuerza” contra los civiles en Cizre, una localidad cerca de la frontera siria que lleva bajo toque de queda desde el 4 de septiembre.
Siete supuestos rebeldes curdos y un civil han muerto en enfrentamientos en el lugar, según dijo el ministro turco del Interior, Selami Altinok. Un partido de oposición procurdo elevó a 21 civiles la cifra de muertos.
“He… recibido acusaciones serias de uso desproporcionado de la fuerza por parte de fuerzas de seguridad contra civiles”, dijo Muiznieks en un comunicado escrito.
“Insto a las autoridades a garantizar el acceso inmediato a Cizre a observadores independientes… para esclarecer los rumores sobre violaciones de derechos humanos perpetradas por las fuerzas de seguridad”, afirmó el comisionado. “Confío en un rápido fin de esta situación de emergencia”.
La ciudad también está prácticamente bajo un bloqueo informativo, y los activistas señalan que el toque de queda ha afectado gravemente a la vida en la ciudad, de unos 100.000 habitantes, donde la gente denuncia escasez de alimentos y servicios sanitarios.
Las autoridades impidieron esta semana que una delegación de altos cargos de partidos procurdos accediera a Cizre.
Al grupo se le impidió el acceso por su propia seguridad, indicó el vice primer ministro, Cevdet Yilmaz.
La violencia en Turquía ha ido en aumento desde julio, cuando los medios informaron de cientos de muertos al reanudarse el conflicto entre las fuerzas de seguridad y el Partido de los Trabajadores del Curdistán, o PKK, entre los había más de cien soldados y agentes de policía. Los nuevos combates han resquebrajado un proceso de paz con los curdos iniciado en 2012.
El gobierno turco ha prometido combatir a los rebeldes hasta que el grupo acepte desarmarse. El PKK está considerado como una organización terrorista por Turquía y sus aliados occidentales.
Un camarero murió el viernes y tres policías resultaron heridos cuando supuestos rebeldes curdos abrieron fuego sobre los agentes en un restaurante en la ciudad de mayoría curda de Diyarbakir, según la agencia estatal de noticias Anadolu.