Pero, por primera vez, evocar la imagen del fundador y creador de la revolución socialista venezolana no basta para que alguien que lleve el apellido Chávez pueda resultar elegido a un cargo de elección popular en este estado de planicies y llanuras, donde nacieron y se criaron tanto el fallecido líder como sus cinco hermanos.
La fuerza política que tenía la familia Chávez en Barinas, que ha gobernado a este estado desde finales de 1990, aparentemente se está desmoronando según las encuestas electorales que muestran un giro en todo el país en contra del partido fundado por Hugo Chávez.
El fallecido mandatario, que creció en una casucha con piso de tierra, aún tiene muchos que lo adoran en este estado ganadero. Pero en los 32 meses transcurridos desde su muerte, el apoyo a sus hermanos y primos, recientemente enriquecidos, disminuye a medida que se alargan las colas para comprar alimentos, la delincuencia crece exponencialmente y se multiplican las quejas de ineficiencia, corrupción y amiguismo en el gobierno local.
Una derrota en su fortín político en las elecciones legislativas del seis de diciembre sería un golpe duro para el partido gobernante, que controla las instituciones estatales después de 16 años en el poder. Si el Partido Socialista Unido de Venezuela puede perder aquí, puede perder en cualquier otra parte del país. Y lo cierto es que las encuestas pronostican su primera derrota en una elección nacional.
El Chávez que yo conocí nunca habría aceptado esta realidad, dice Gaspare Barraco, de 59 años, un pintor de automóviles jubilado que de niño jugaba béisbol con Hugo y sus hermanos en la calle. Se queja de que no tiene acceso a las pastillas para la diabetes que padece y que no ha podido comprar pollo en un mes. “Todo es un sacrifico”, dijo.
Él y otros vecinos se mostraban descontentos mientras el lunes Asdrúbal recorría un puñado de viviendas previamente escogidas en el viejo vecindario donde crecieron los muchachos en Barinas, capital del estado homónimo. Argenis, hermano menor de Hugo y candidato a otro de los seis escaños que tiene el estado en el Congreso nacional, canceló su visita al lugar a último minuto.
El Partido Socialista tiene en la actualidad el 60% de los 167 congresistas de la Asamblea Nacional. Las encuestas muestran que la oposición puede recuperar el control y está cerca de lograr una mayoría de dos tercios, lo que le permitiría reformar leyes clave.
El presidente Nicolás Maduro ha dicho que va a evitar la derrota. “Vamos a ganar como sea”, ha dicho. Los líderes del partido en Barinas llenaron las calles con carteles publicitarios políticos y la autoridad electoral reestructuró las circunscripciones electorales para quitarle una banca a la parte del estado que tiende a apoyar a la oposición para sumarla al fortín electoral del gobierno. Socialistas y opositores tienen asegurados un escaño cada uno, pero la oposición espera recuperar las cuatro restantes.
Durante los primeros años de la presidencia de Hugo Chávez, los opositores que elevaban la voz en Barinas debían soportar insultos, pedradas y amenazas de colectivos progubernamentales que disparaban al aire para ahuyentarlos. Julio César Reyes, el candidato opositor más conocido, recibió el mote de “Judas César” en 2008 de parte de un furioso Hugo Chávez después que se apartara del movimiento y se postulara contra Adán Chávez para la gobernación. Dos dirigentes opositores fueron muertos a tiros en 2012, y otro más en 2013.
Las filas de votantes que desertan del chavismo han crecido lentamente en este estado, que tiene edificios en ruinas y cuyos bares que cierran temprano a medida que crece la criminalidad.
El margen de victoria de Hugo Chávez en su estado natal fue de 40 puntos, que se redujeron a 20 cuando ganó la reelección en 2012. Un mes después de su muerte, en marzo de 2013, su sucesor escogido, Nicolás Maduro, ganó en Barinas apenas por cinco puntos.
Meses después, la oposición ganó la alcaldía de Barinas y espera ganar las elecciones al Congreso. Una encuesta de la firma Datanálisis, pagada por la oposición, los muestra arriba por 10 puntos en una de las dos circunscripciones electorales que los socialistas no han perdido en el pasado. Una circunscripción elige a un congresista y la otra a tres, y dos más se escogen a nivel estatal.
Los candidatos de la oposición hicieron campaña política en ciudades en las que han estado ausentes por más de una década, incluyendo Sabaneta, donde los hermanos Chávez vivieron su primera infancia. La oposición aboga por la liberalización de la economía y se compromete a evitar que las personas de apellido Chávez utilicen el Estado como su feudo personal.
El alcalde de Barinas, José Luis Machín, dice que la familia Chávez está peleando con la gente y entre ellos mismos.
Rumores de vieja data de peleas internas de la familia se multiplicaron cuando el gobernador del estado, Adán Chávez, ampliamente repudiado por su aparente negligencia en el cumplimiento de sus deberes, apoyó a candidatos oficiales del Partido Socialista mientras que sus familiares apoyan a los disidentes.
Además, están las mansiones donde viven, la ropa fina que lucen y las caravanas de camionetas importadas adquiridas por el clan Chávez, que antes eran pobres. Es difícil ocultar la riqueza en este estado escasamente poblado, uno de los más pobres del país.
Los hermanos y familiares de Chávez viven en complejos residenciales que ocupan cuadras enteras. Esta semana, los guardias transportaron a un perrito faldero pomerano cuidadosamente peinado desde la propiedad urbana de los padres, rodeada por muros de tres metros, a una finca rural, cuyo tamaño ha crecido constantemente desde que la familia de Chávez tomó el poder, dicen los vecinos.
La polvorienta Sabaneta se ha convertido en la Disneylandia de Hugo Chávez. Carteles con señales de tránsito llevan a una ruta conmemorativa de Chávez, que incluye murales recién pintados, la sede del Partido Socialista, y la casa dónde Chávez vivió la infancia y que reabrió el año pasado como atracción turística.
Es difícil medir la riqueza de la familia Chávez. Una reportera de la AP quiso averiguarlo en la oficina de registros públicos pero salió con las manos vacías. Posteriormente la policía secreta SEBIN la detuvo brevemente, y la cuestionaron agresivamente.
El salario estatal bajo el gobierno de los hermanos Chávez es inferior a 300 dólares mensuales calculado al tipo de cambio del mercado negro, que todos acá usan. La oposición sostiene que utilizan una red de compañías fachada y títulos de propiedad a nombre de testaferros para ocultar el número creciente de sus propiedades agrícolas.
La Asamblea Nacional y el Ministerio Público, ambos controlados por el partido de gobierno, no han encontrado irregularidad alguna.
El paisaje está salpicado de obras públicas paralizadas. La construcción de un aeropuerto internacional de 700 millones de dólares prometido por el difunto presidente hace siete años apenas está en sus inicios. Un estadio de fútbol de 100 millones está sin terminar después de casi una década.
El gobernador Adán Chávez, un año mayor que su hermano muerto, niega que la insatisfacción de las personas esté aumentando.
“Hemos hecho en 16 años lo que no se quiso hacer en un siglo por falta de voluntad política de quienes aquí gobernaron con la socialdemocracia burguesa y nunca creyeron en el pueblo que por cierto, son los mismos que desde la ‘charca’ de la oposición ofrecen cambios, en un intento más de engañar a alguna gente. Sin dudas, serían cambios para volver al pasado”, dijo Adán Chávez en un editorial publicado en una publicación chavista.
Pocos hablan mal de Hugo Chávez, el primer líder venezolano que insistió en que las masas compartieran parte de la riqueza petrolera. Pero las quejas de las promesas incumplidas llegan incluso a la diminuta población de Sabaneta.
Allí, Lourelis Rosario vive en una casucha de un solo cuarto con su esposo y tres hijos, con poco acceso a agua y luz. Piensa abstenerse en las elecciones en señal de protesta, aunque aún no se decide a votar por la oposición.
Otros dicen que seguirán votando por los Chávez por lealtad al líder al que muchos lloraron cuando murió, como si fuera su padre.
Arminda Pérez, una secretaria jubilada, dice que va a apoyar su familia hasta que me muera e incluso después. Es una cuestión de corazón, añadió.
Había asistido a un acto político para hablarle a Asdrúbal, el primo de Chávez, sobre los robos frecuentes en su calle. El prometió mejorar la iluminación de la calle y luego la volvió hacia las cámaras.
Ella le tomó las manos con gratitud y juntos repitieron la consigna de la campaña: “Chávez vive”.
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