Paula Cambronero estudiaba relaciones públicas en una universidad de Costa Rica cuando consiguió su primer trabajo en serio con una empresa que tenía contratos con el gobierno de Estados Unidos. Pero su trabajo no consistía en preparar comunicados de prensa.
Como parte de un programa rodeado de un manto secreto para lanzar una especie de “Twitter cubano” en la isla, a Carbonero se le pidió que hiciera perfiles de los usuarios de teléfonos celulares de la isla, especificando si estaban a favor de la revolución cubana, si estaban en contra de ella o sí eran apolíticos.
La red social, costeada por la Agencia Estadounidense para el Desarrollo Internacional, conocida por sus siglas en inglés como USAID, buscaba socavar el gobierno cubano mediante mensajes de texto transmitidos por teléfono, y burlar así las restricciones al uso de Internet que existe en la isla, según una investigación realizada por The Associated Press.
La idea de esta red social, llamada ZunZuneo, era crear una base de suscriptores a través de mensajes inocuos y cuando ya tuviera una buena cantidad de usuarios, incluir mensajes con contenido político que los empujara a la disidencia con el fin de “renegociar el equilibrio de poder entre el estado y la sociedad”, de acuerdo con los documentos obtenidos por la AP.
Cuando la AP publicó su informe, el director de la USAID, Rajiv Shah, dijo ante una comisión del Senado que el programa no buscaba influenciar la política cubana. Pero eso no es lo que se desprende del trabajo de Cambronero, primero contratada como empleada temporal y luego como parte de la planta de personal, según se desprende de los documentos.
El trabajo de Carbonero consistía en tantear el ambiente político antes de lanzar el programa. El contratista le pidió que firmase un protocolo de seguridad que exigía que las comunicaciones con otros empleados fuesen cifradas y que los correos electrónicos fuesen enviados desde un dominio “que no está ligado públicamente” al contratista. Le advirtió que manejaría “una buena cantidad de información delicada que debe ser resguardada para proteger operaciones críticas del proyecto”.
USAID y sus contratistas se esforzaron por ocultar el papel del gobierno en ZunZuneo, lo que los llevo a crear una empresa en las Islas Caimán para dificultar el rastreo del dinero.
Cambronero, quien estudió en la Universidad de Costa Rica, dijo entusiasmada en un informe de su trabajo que fue su primera experiencia de trabajo de oficina con horario establecido.
La joven tenía considerables responsabilidades: la creación de un banco de datos sobre los usuarios de teléfonos celulares cubanos, incluidos género, edad, “receptividad” y “tendencias políticas”, información que según USAID podía ayudar a impulsar sus programas en Cuba.
Los cubanos que respondían a los mensajes de texto no sabían que el gobierno estadounidense estaba recabando información sobre ellos. Cambronero no respondió a solicitudes de comentarios.