“Estamos en un momento de transición hacia otro ciclo de expansión económica”, afirmó Rousseff al inaugurar el lunes la 70ma sesión de la Asamblea General de las Naciones Unidas. “Somos capaces de superar las actuales dificultades mientras avanzamos hacia el desarrollo”, agregó la presidenta, cuyo gobierno se ha visto asediado en los últimos años por protestas por la falta de respuestas a las demandas económicas de la población y por denuncias de corrupción.
“Durante seis años tratamos de limitar el impacto de la crisis que estalló en 2008 en el mundo desarrollado… Este esfuerzo ha llegado a su límite por razones fiscales internas y las condiciones externas”, manifestó Rousseff, aludiendo a la reducción de los precios y la demanda de productos.
La presidenta brasileña, por otro lado, llamó a reformar las Naciones Unidas y dijo que los numerosos logros del organismo internacional han ido acompañados por falencias como su incapacidad para impedir la crisis de migrantes que intentan llegar a Europa. A su vez, ofreció a su país como ejemplo de una nación que abre las puertas a los inmigrantes y consideró “absurdo impedir el libre movimiento de personas”.
En Brasil, dijo, “hemos recibido sirios, haitianos, hombres, mujeres de todo el mundo, dado acogida a millones de europeos, árabes y asiáticos”.
Acotó que se necesita una organización “capaz de actuar con velocidad y eficacia” ante una crisis y propuso “ampliar el Consejo de Seguridad para que sea más representativo”.
“La mayoría de los estados miembros”, sostuvo, “no quieren que esta decisión se aplace para siempre. Esperamos que en este período de sesiones que comienza hoy se produzca un giro en nuestra trayectoria y genere resultados concretos”.
Luego de su discurso, Rousseff se reunió con el secretario general de las Naciones Unidas Ban Ki-moon, quien le agradeció los aportes de Brasil a la Agenda de Desarrollo Sustentable y elogió “el apoyo ejemplar” de los brasileños a las fuerzas de paz de la ONU, según dijo el organismo en un comunicado.