Recortes en presupuesto causaron alarma a la Organización de las Naciones Unidas (ONU) gracias a que los mismo se reducirán en miles de millones los fondos para el mantenimiento de la paz y en un monto aún no definido los recursos destinados al funcionamiento cotidiano del organismo.
Los recortes ocurrirían en medio de lo que la ONU ha descrito como la peor crisis humanitaria y de personas desplazadas en el mundo desde la Segunda Guerra Mundial, con situaciones de hambruna ya declaradas en Sudán del Sur y un conflicto en Siria que lleva ya seis años.
Funcionarios estadunidenses expresaron que los recortes del financiamiento de Estados Unidos a la ONU podrían ser de hasta 50 por ciento, lo que sería un durísimo golpe para el funcionamiento de este organismo, cuyo mayor donador es precisamente este país.
Los recortes, parte de un presupuesto que aún debe ser aprobado por el Congreso de Estados Unidos, fueron propuestos como parte de un aumento masivo en el gasto militar, lo que revela cuáles son las prioridades del gobierno de Trump.
Este presupuesto “envía un mensaje inquietante sobre el compromiso del gobierno de Trump con los derechos humanos a nivel global”, expresó el director del organismo civil Human Rights Watch para la ONU, Louis Charbonneau.
Indicó que los recortes amenazan a las instituciones que componen el sistema de la ONU, así como la promoción de los derechos humanos, la protección de civiles en conflictos armados y la asistencia a millones de personas empobrecidas.
Los recortes además afectarían la lucha de la ONU para promover los derechos de las mujeres, combatir epidemias como el ébola y el zika, y ayudar a refugiados y personas que huyen de la guerra.
“El Congreso debe mantener el compromiso de Estados Unidos con el sistema internacional de derechos humanos y las instituciones que han desempeñado un papel clave desde la Segunda Guerra Mundial en el avance de los derechos humanos a nivel mundial”, urgió Charbonneau.
El portavoz del secretario general de la ONU, Stephan Dujarric, declaró que los recortes abruptos en el financiamiento pueden detener los esfuerzos de reforma para justamente crear un organismo más eficiente