La ley, que ordenaba cadena perpetua a quien cometiera lo que consideraba homosexualidad agravada y que castigaba con prisión a quien promoviera las relaciones entre personas del mismo sexo, fue derogada tras ser impugnada por miembros de la sociedad civil, parlamentarios y académicos.
El secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, expresó en un comunicado que la decisión es una victoria del estado de derecho y rindió homenaje a todos los que contribuyeron a ello, en particular a los defensores de derechos humanos en Uganda, pese al riesgo personal que enfrentaban.
Ban llamó a continuar con los esfuerzos para despenalizar las relaciones sexuales entre personas del mismo sexo y a abordar el problema del estigma y la discriminación que persiste en Uganda contra las lesbianas, gays, bisexuales y transgéneros.
Reiteró que todos tienen derecho de disfrutar de garantías básicas y de vivir una vida de respeto y dignidad, sin ser discriminados, tal como la afirma la Carta de las Naciones Unidas y la Declaración Universal de los Derechos Humanos.
Puntualizó que esos derechos también están contemplados en la Constitución de Uganda y en una reciente resolución de la Comisión Africana sobre la protección contra la violencia y las violaciones de derechos humanos motivadas por la orientación sexual o la identidad de género.
Por su parte, el director ejecutivo de ONU-Sida, Michel Sidibé, afirmó que hoy es un gran día para la justicia social y el estado de derecho, debido a que la legislación de Uganda impedía la efectiva respuesta al VIH-Sida en el país.
Sidibé apuntó que pese a que la homosexualidad sigue siendo ilegal en Uganda, la abrogación de las duras penas de prisión contra estas personas y contra quienes respaldan sus derechos podría tener un efecto positivo en las campañas contra el VIH-Sida en ese país.