Si el conflicto continúa, la mitad de la población de Sudán del Sur, de 10 millones de personas, habrá sido desplazada de su hogar, fallecerá o sufrirá de inanición para el final de este año, advirtió el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, en un encuentro con la prensa.
En un mensaje previo a los 15 miembros del Consejo de Seguridad, Ban explicó que la temporada de cultivo está a punto de terminar en Sudán del Sur, y que el conflicto impide a los agricultores realizar sus labores para asegurar las siguientes cosechas.
El conflicto debe parar de inmediato. La gente necesita ser capaz de regresar a sus tierras para plantar y atender sus cosechas en paz. El hambre y la desnutrición ya están bien extendidas, señaló el titular de la ONU.
Informó que en sus reuniones con los líderes en conflicto en Sudán del Sur, el presidente Salva Kiir y el vicepresidente Riek Machar, pidió que pactaran una tregua de al menos 30 días para permitir a la población aprovechar la temporada de lluvias.
Tras la visita de Ban, luego de la que hizo el secretario de Estado estadounidense John Kerry, los dos líderes sudsudaneses se comprometieron el viernes pasado a iniciar un diálogo político y a suspender las hostilidades.
No obstante, la Misión de Asistencia de Naciones Unidas en Sudán del Sur (UNMISS por sus siglas en inglés) informó este lunes que luego del compromiso se registraron incidentes de combate entre las dos facciones en los estados Unidad y Alto Nilo.
Ban consideró este lunes decepcionante que el acuerdo del viernes no haya sido implementado, y llamó a los líderes a honrar sus compromisos.
De acuerdo con un informe emitido la semana pasada por la UNMISS, miles de personas han muerto en un conflicto en que tanto el gobierno como los rebeldes han cometido crímenes de guerra y atrocidades en contra de la población civil del país, un blanco de forma deliberada.
El conflicto en Sudán del Sur comenzó en diciembre pasado cuando el presidente Salva Kiir, de la etnia dinka, acusó al ex vicepresidente Riek Machar, de la etnia nuer, de orquestar un golpe de Estado.
Tras la disputa entre los líderes políticos, grupos divididos por etnias han peleado, esencialmente, por mantener el control de los recursos petroleros del país, de acuerdo con funcionarios de la ONU.