Al difundir este martes su documento Panorama Laboral para América Latina y El Caribe, el organismo señaló que a 20 años de la primera publicación de este informe se distinguen los desafíos que hoy enfrentan esas zonas. “Vemos en retrospectiva dos décadas esencialmente distintas para los mercados laborales de la región y visualizamos el futuro inmediato con la preocupación que generan algunos rasgos presentes en la economía y en los mercados laborales”, subrayó.
La pérdida de dinamismo económico impactó al mercado de trabajo en América Latina y el Caribe, expuso, pues en 2013 los indicadores laborales revelan un estancamiento del progreso que había caracterizado los años anteriores. “La región corre el riesgo de perder una oportunidad de avanzar en la generación de más y mejores empleos. Estamos en un momento positivo pero desafiante”, expuso.
Precisó que la tasa de desempleo urbano registró mínimos históricos de 6.3 por ciento en 2013, pero esa leve reducción en comparación a 6.4 por ciento de 2012 no se debió a la generación de nuevos puestos de trabajo, sino a una baja en la participación en la fuerza laboral.
Además los salarios crecieron menos que en años anteriores, la informalidad no se redujo, la productividad creció por debajo del promedio mundial y aumentó la desocupación de los jóvenes en zonas urbanas.
Hubo dos décadas muy diferentes para los mercados laborales en la región: la primera estuvo caracterizada por fluctuaciones económicas, inestabilidad y pérdidas laborales, incluyendo un fuerte incremento del desempleo, y la otra fue marcada por avances significativos que llevaron el desempleo a mínimos históricos.
La Organización Internacional del Trabajo refirió que de 1994 a 2003, el crecimiento fue interrumpido por crisis recurrentes, de origen interno en algunos casos y externo en otros. El informe abunda que en el segundo decenio, de 2004 a 2013, los indicadores económicos y laborales de la región comenzaron a revertirse en forma favorable y con cierta estabilidad.
Esa tendencia sólo fue interrumpida en 2008-2009 por un nuevo embate proveniente del exterior, con la crisis y la posterior recesión en Europa. En el texto se puntualiza que América Latina y el Caribe estuvo en mejores condiciones durante los últimos 10 años y que ahora el comportamiento del mercado laboral no es negativo, pero sí es preocupante.
El crecimiento económico perdió fuerza y en 2013 se registró un aumento moderado de 2.7 por ciento. El pronóstico para 2014 es de una mejoría leve de 3.1 por ciento, de acuerdo con estimaciones del Fondo Monetario Internacional (FMI) que alerta sobre un escenario de incertidumbre de la economía internacional. “Si ese pronóstico económico se cumple, la tasa de desempleo urbano se mantendría en 2014 al mismo nivel que este año. Si bien la tasa de desempleo ha bajado, detrás de esos porcentajes hay personas y estamos hablando de 14.8 millones de mujeres y hombres que buscan trabajo sin conseguirlo”, lamentó.
Además la OIT sostuvo que persiste el problema de la calidad del empleo, pues entre aquellos que sí tienen una ocupación, hay al menos 130 millones de personas que trabajan en condiciones de informalidad.
De cada 10 trabajadores latinoamericanos y caribeños, al menos tres no tienen acceso a la cobertura de protección social de algún tipo y casi la mitad de los desempleados urbanos son jóvenes. “El desaliento y la frustración sin duda contribuyen a que unos 22 millones de jóvenes no estudien ni trabajen. No es casual que en diversas ciudades sean los jóvenes quienes encabezan protestas cuestionando el sistema y las instituciones”, aseveró.