Mérida, 5 Oct (Notimex).- El proyecto Hawc opera ya a partir de este año en la Sierra Negra, en el estado de Puebla, desde donde realiza estudios para detectar, recibir y analizar la luz y energía que llega de diversas partes del universo, informó Andrés Sandoval Espinosa.
En entrevista con Notimex, el investigador del Instituto de Física de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), y uno de los líderes de ese proyecto, señaló que el propósito de esa iniciativa es medir el paso de energías que se llaman rayos gama, que es “una de las últimas ventanas en las que se ha estudiado muy poco el universo hasta ahora”.
El investigador señaló que lo que este observatorio hace, es ver la luz que se produce y nos llega de manera continua, día y noche. Y así como la tierra va rotando, vamos barriendo el cielo y podemos en un día observar toda la bóveda celeste”.
De acuerdo con el especialista de la UNAM, participó hoy en la inauguración del LVIII Congreso Nacional y Latinoamericano de Física 2015.
Afirmó que el observatorio Hawc puede llegar a percibir fuentes lumínicas y de energía que estén a “varios cientos de millones de años luz, galaxias muy lejanas que nos están emitiendo rayos gama, son las que podemos ver”.
Sandoval Espinosa agregó que lo útil, el aporte de este proyecto y sus propósitos para la investigación y la ciencia mexicana y mundial es que representa un campo abierto de la astrofísica, en el que se está terminando de entender cómo está hecho y funciona el universo.
“Y lo que estamos viendo con esas observaciones son las regiones más violentas del universo, regiones en las que algo tremendo sucede, como por ejemplo cuando dos estrellas de masa muy pequeña de neutrones chocan y crean un hoyo negro.
Ese, dijo, es un fenómeno en el que la gravedad es la fuerza dominante y mediante el cual libera una cantidad tremenda de energía, entonces esas intensidades de gravedad no entendemos como funcionan, debido a que la gravedad es aún una incógnita para la física.
Sobre el proyecto, el entrevistado abundó que en él colaboran unas 140 personas, 70 de ellas mexicanos, y la otra mitad estadunidenses, y que se decidió hacerlo aquí en México en el año de 2007.
Agregó que en 2008 comenzaron a hacer prototipos, y en 2011 finalmente recibieron el financiamiento para llevarlo a la realidad con un monto de 15 millones de dólares.
Dicha cantidad, explicó Sandoval Espinosa, fue aportada a partes iguales por México (a través del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt), la UNAM, Instituto Nacional de Óptica Electrónica (Inaoe), departamento de Energía de Estados Unidos y por la National Science Foundation, también de Estados Unidos.
Agregó que en 2011, tras la autorización del financiamiento, tardaron un año en preparar el sitio, tener los componentes necesarios y de 2011 a 2014 lo construyeron el observatorio y ahora ya lo operan.
Afirmó que el proyecto está asentado en la Sierra Negra de Puebla, cerca del Pico de Orizaba (en la parte de Puebla que el coloso abarca), a unos cuatro mil metros de altura.
Apuntó que funciona con base en tanques de agua contenida en bolsas negras que impiden el paso de la luz tal como llega a la superficie terrestre, y que en conjunto retienen unos 55 millones de litros del vital líquido.
Explicó que a través de toda una serie de sistemas y tecnología específica los especialistas pueden llevar al cabo las observaciones, registros, mediciones y análisis que el observatorio High Altitude Water Cherenkov (Hawc) les permite.