Silicon Valley retrocede ante la recopilación de información cibernética del gobierno en nombre de la seguridad nacional. Se eriza ante la posibilidad de nuevas leyes de internet. Sus valores de eficiencia no entienden el estancamiento en Washington.
Sin embargo, el presidente Barack Obama sigue siendo una popular figura política en Silicon Valley y los magnates de la tecnología parecen continuar con la billetera dispuesta a dar su respaldo al Partido Demócrata, especialmente si el presidente es quien lleva la voz cantante.
Obama asistió el jueves a dos eventos de recaudación de fondos para el Partido Demócrata que tienen como anfitriones a ejecutivos de Silicon Valley, captando la atención de la complicada relación entre el presidente y la industria de la alta tecnología.
Para Obama, el norte de California y el reducto de alta tecnología alrededor de Palo Alto ha sido un sector clave en base monetaria de la campaña de Obama. Y es especialmente atractiva para los políticos por continua cualidad de expansión.
“Un aspecto de la dinámica que la gente de la costa este y en particular de Washington, es que esta comunidad está en un espacio que sigue creciendo”, destacó con consultor demócrata Chris Lehane, de California y ex colaborador del presidente Bill Clinton. “Eso añade un equipo completo de donantes nuevos a la mezcla”, agrega.
El mensaje de Obama a los recaudadores de fondos se ha centrado en las elecciones legislativas de este año y en retener control del Senado, algo esencial para los dos años y medio que quedan de su presidencia.
Antes de dirigirse a Silicon Valley el jueves, Obama advirtió a los donantes del Comité Nacional Demócrata en la mansión en La Jolla del multimillonario Irwin Jacobs, expresidente de Qualcomm, que el público estadounidense sigue ansioso a pesar de la recuperación económica y que los electores demócratas, en particular, podrían abstenerse de votar en estas elecciones. “El público estadounidense está de nuestro lado”, dijo. “Sólo que ha perdido fe en lo que podemos lograr”, agregó.
Poco después, Obama asistía a otro evento para recaudar fondos que tuvo como anfitriona a la empresaria biotécnica Anne Wojcicki, denominado Tech Roundtable, con 30 invitados cuyas entradas cuestan 32.400 dólares, casi un millón de dólares para el Comité Nacional Demócrata.
Ante las protestas de las empresas tecnológicas, cuyo material informático fue recopilado por el gobierno, tras las revelaciones del ex contratista de seguridad nacional, Edward Snowden, Obama tuvo que garantizar a los ejecutivos tecnológicos y de Internet que está comprometido a proteger la privacidad.
Además de la seguridad cibernética, los ejecutivos de Silicon Valley han presionado por la reforma de las leyes de inmigración, en parte para asegurar el acceso a visas de trabajo H1B para plazas de alta tecnología, pero también respaldan que se permita a los inmigrantes que viven en el país ilegalmente una posibilidad de aspirar a la ciudadanía.