El presidente Barack Obama rindió este lunes tributo a los más de cuatro mil 600 soldados muertos en las guerras de Irak y Afganistán, incluyendo a los inmigrantes, en el marco de la conmemoración del Día de los Caídos en Estados Unidos.
Aunque esta es la primera ocasión en más de 12 años que la ceremonia en el Cementerio Nacional de Arlington tiene lugar sin fuerzas militares en operaciones de combate, Obama dijo que persisten las amenazas contra el país.
Este es el primer Día de los Caídos desde el fin de la guerra en Afganistán, pero estamos muy consientes de que nuestros hombres y mujeres continúan alertas, sirviendo, sacrificándose alrededor del mundo, dijo hablando ante cientos de invitados en el amplio anfiteatro del cementerio, en la vecina Arlington, Virginia.
Actualmente Estados Unidos mantiene menos de 10 mil soldados en Afganistán para capacitar a las fuerzas militares afganas, una fracción comparada con las más de cien mil tropas que permanecían en ese teatro de operaciones tres años atrás.
Obama dijo que para fines del próximo año ese número quedará reducido a una presencia menor de tropa, que tendrán como función la protección de la embajada en Kabul, aunque desestimó la noción de que ella sea reflejo de menores riesgos.
Afganistán continúa siendo un lugar bastante peligroso. Muchas familias saben que nuestras tropas continúan arriesgando sus vidas por nosotros, dijo al recordar la muerte reciente de un soldado que era parte de esa fuerza de capacitación.
El mandatario honró igualmente la memoria de los inmigrantes que perdieron la vida en esa dos guerras, como Ramón Morse, nacido en Jamaica y quien murió en Afganistán, uno de los dos últimos soldados estadounidenses caídos en combate ahí.