Según el diario The New York Times, la propuesta permitiría a 20 hospitales del estado recetar la hierba a pacientes que sufran de cáncer, glaucoma y otros padecimientos que designe el Departamento de Salud estatal.
La propuesta sería presentada en forma de una acción ejecutiva por parte de Andrew Cuomo, por lo que no pasaría a través del Congreso local. Asimismo, sería mucho más restrictiva que la existente en estados como California, donde puede obtenerse marihuana incluso para lidiar con dolores de espalda.
La propuesta contrarrestaría así una de las leyes más punitivas respecto de la posesión de drogas en Estados Unidos, y parece estar a tono con la actitud general de la población estadunidense en torno a la marihuana. De acuerdo con encuestas de noviembre pasado de la Universidad Quinnipiac y del Colegio Sienna, el 82 por ciento de los neoyorquinos apoyan la legalización de la marihuana para usos médicos.
Nueva York ha intentado aprobar desde hace varios años una ley para permitir el uso médico de la marihuana, y la Asamblea local ha pasado en cuatro ocasiones una iniciativa al respecto, la última vez en 2013. Sin embargo, esta ley nunca ha sido votada en el Senado.
Gabriel Sayegh, director para Nueva York de la Alianza de Políticas sobre Drogas, un organismo que propone un nuevo enfoque en torno al uso de estupefacientes, celebró la propuesta de Cuomo, aunque prometió asimismo mantener la presión en el Senado.
Explicó que la inacción del Senado ha hecho que Nueva York sea la única entidad del Noreste de Estados Unidos en no contar con un programa de marihuana médica, por lo que seguirían luchando para que sea aprobada una ley más extensa que la propuesta por Cuomo.
La postura de Sayegh es compartida por algunos neoyorquinos, que consideran que la nueva regulación podría ser demasiado limitada como para beneficiar a personas que podrían usar la hierba para mejorar su condición médica.
Tal como reportó este lunes el Times, la ley podría beneficiar solamente a pacientes con enfermedades terminales o que amenazan directamente su vida, y podría dejar fuera a personas con padecimientos residuales o en recuperación.