El director de cine Alfonso Cuarón propuso al presidente que la Reforma Energética sea discutida en un debate público por televisión abierta y en horario estelar.
Una semana después de que cuestionara al mandatario y le formulara 10 preguntas sobre la reforma, el realizador ganador del Oscar lanzó el lunes la que dijo era una última pregunta: “¿Por qué no debatir?”.
El más reciente planteamiento volvió a aparecer en un desplegado pagado publicado en al menos dos diarios mexicanos. Cuarón planteó la posibilidad de hacer al menos tres debates en televisión abierta.
La presidencia respondió la semana pasada las 10 preguntas iniciales del cineasta, entre las cuales estaba una sobre cuándo bajarán los precios del gas, la gasolina y la energía eléctrica. El gobierno señaló que en el caso del gas y la electricidad esa reducción se verá en el mediano plazo.
El gobierno presentó el miércoles un paquete de 21 proyectos de ley en los que se detalla cómo se abrirá a la iniciativa privada -nacional y extranjera- el sector energético, cerca de cuatro meses después de que se aprobara la histórica reforma que por primera vez en 75 años termina con el monopolio estatal en materia petrolera.
Los críticos de la reforma consideran que la reforma no ha sido explicada suficientemente.
“¿Por qué no celebrar al menos tres debates en televisión abierta, en horario prime y cobertura amplia, sobre la reforma energética y petrolera en los que se incluyan puntos de vista en favor y en contra y en los que participen expertos en los diversos temas relevantes (económicos, jurídicos, técnicos, medio ambientales, sociales), representantes de los partidos, así como voces independientes de reconocida solvencia intelectual y moral interesadas en el tema?”, preguntó Cuarón.
Figuras mexicanas de la cultura y el entretenimiento han manifestado en los últimos abiertamente sus posiciones políticas o se han sumado a causas sociales y ambientales.
“¿Es mucho pedir?”, interroga el cineasta a Peña Nieto.
La Presidencia no había hecho aún ningún comentario sobre el último desplegado de Cuarón.
Con la reforma energética quedó atrás la nacionalización de la industria petrolera de 1938, que hasta ahora era para muchos mexicanos un símbolo de soberanía.
La reforma plantea que la empresa estatal Petróleos Mexicanos deje de tener el monopolio de la exploración y producción de crudo y sea un competidor más, aunque con ciertas preferencias, como ser la primera compañía en elegir los campos en que participará.
Se establecen contratos para compartir ganancias y producción, así como licencias mediante las cuales las empresas pagarán derechos e impuestos al gobierno por explorar y extraer crudo.
Líderes de la izquierda en el país se han opuesto a la reforma por considerar que se abre la puerta a la privatización del sector y han prometido promover una consulta popular nacional hacia 2015 para echarla abajo. Así también, algunos miembros del el opositor Partido Acción Nacional (PAN) han mostrado su rechazo ante la iniciativa presidencial.
Entre los que se oponen a la polémica reforma, se encuentran diversos grupos ambientalistas, puesto con ésta se impulsa la técnica de fractura hidráulica o fracking, que es método de extracción que trae consigo graves consecuencias ambientales para las zonas en donde es utilizado.