Ciudad del Vaticano, 17 Sep (Notimex).- El Papa Francisco advirtió hoy que nadie puede fingir que ignora las atrocidades e inauditas violaciones de los derechos humanos que se cometen en Siria e Irak a causa de la crisis provocada por las milicias del Estado Islámico (EI).
El pontífice recibió esta mañana en audiencia en El Vaticano a representantes de más de 30 organizaciones caritativas católicas que operan en Medio Oriente y participaron estos días en una reunión de coordinación de acciones para atender a las víctimas de esos conflictos.
Todos son conscientes que esta guerra pesa en manera cada vez más insoportable sobre las espaldas de la pobre gente, dijo tras constatar que los hechos de sangre en esa zona son difundidos por medios de comunicación en tiempo real y, por lo tanto, están bajo los ojos del mundo entero.
Calificó la situación como uno de los dramas humanitarios más oprimentes de los últimos decenios, con terribles consecuencias sobre las poblaciones civiles y el patrimonio cultural.
Insistió que millones de personas están en un preocupante estado de urgente necesidad, han sido obligados a dejar las propias tierras de origen, mientras Líbano, Jordania y Turquía llevan el peso de los refugiados que han acogido.
También lamentó que la comunidad internacional no haya sido capaz de encontrar respuestas adecuadas a conflictos que se van extendiendo y turban en manera inquietante los equilibrios internos y regionales.
Mientras los traficantes de armas continúan haciendo sus intereses: armas bañadas en la sangre inocente. Se necesita encontrar una solución, que no es nunca la violenta porque la violencia crea sólo nuevas heridas, crea otra violencia, estableció.
En este océano de dolor, los exhorto a poner especial atención a las necesidades materiales y espirituales de los más débiles e indefensos: pienso en particular a las familias, a los ancianos, a los enfermos y a los niños, añadió.
El Papa aseguró que piensa en todas las víctimas de la violencia y reza por ellos, pero ponderó que no puede callar ante el grave daño causado a las comunidades cristianas, donde muchos son vejados a causa de la propia fe, echados de sus propias tierras, tenido en prisión o asesinados.
Según el líder católico, en Siria e Irak el mal destruye los edificios y la infraestructura, pero sobre todo destruye la conciencia del hombre.
Para responder a esta difícil situación es necesario que los católicos refuercen la colaboración en la Iglesia y los vínculos de comunión que los unen a las otras comunidades cristianas, buscando también la colaboración con las instituciones humanitarias internacionales y todos los hombre de buena voluntad, instó.
Por favor, no abandonen a las víctimas de esta crisis, aunque la atención del mundo se termine, apuntó.