Por Heriberto Araújo. Corresponsal.
Río de Janeiro, 9 Ene (Notimex).- Cuatro presos murieron la madrugada de este domingo en una cárcel de Manaus como consecuencia de la sangrienta rivalidad entre facciones criminales que compiten por el control del tráfico de drogas en la región, lo que eleva a más de 100 el número de reos asesinados en la última semana en las cárceles del país.
Los cuatro fallecidos dos de ellos por decapitación y uno por asfixia- se produjeron en la Cárcel Pública Desembargador Raimundo Vidal Pessoa, en la ciudad amazónica de Manaus, y fueron antecedidos por una reyerta iniciada durante la madrugada entre miembros de grupos criminales opuestos.
Las autoridades apuntaron a la autoría de la matanza por parte de miembros de la Familia del Norte (FDN), una de las decenas de facciones criminales que dominan en regiones de Brasil el tráfico de drogas y otros sectores ilícitos.
La FDN es el mismo grupo que, la semana pasada, protagonizó la muerte de 56 presos en el Complejo Penitenciario Anísio Jobim, también en Manaus, en la peor matanza de este tipo en décadas en Brasil.
Lo ocurrido en Manaus inmediatamente tuvo repercusiones en otros presidios del estado vecino de Roraima, donde al final de la semana pasada 33 personas fueron asesinadas en la Cárcel Agrícola Monte Cristo, en la ciudad de Boa Vista (Noroeste de Brasil).
Con exceso de población carcelaria, condiciones de confinamiento degradantes y dominadas por grupos criminales que de forma recurrente protagonizan violentos motines, las cárceles de Brasil están consideradas entre las peores del mundo.
El gobierno brasileño tanto estatal como federal- perdió el control efectivo en algunos presidios donde, ante la falta de medios económicos o por corrupción, los criminales imponen su ley y siembran el terror.
La situación es tan tensa en los estados de Amazonas y Roraima (ambos en pleno corazón del bioma amazónico) que la justicia decretó este fin de semana la transferencia de presos a otros centros de internamiento e incluso eximió en Roraima a 160 presos en régimen de semiabierto de dormir en la prisión, ante el riesgo de más ataques.
El ministro de Justicia de Brasil, Alexandre de Moraes, quien se encuentra en el centro de la polémica por la gestión de las cárceles, prometió a los estados más afectados ayuda en forma de tropas militares de élite para tratar de apaciguar la situación de extrema tensión.
El presidente brasileño, Michel Temer, criticado por la gestión de la crisis de violencia carcelaria, prometió fondos para construir nuevos presidios que alivien la situación caótica y denigrante de buena parte de las cárceles del país.
Las cárceles brasileñas son consideradas como una de las peores de América Latina, y algunos grupos de defensa de los derechos humanos reclaman que se necesitan al menos 200 mil plazas suplementarias para dar cabida al total de la población carcelaria, que supera el medio millón.
Brasil tiene una media de 274 encarcelados por cada 100 mil habitantes, según datos del Centro Internacional de Estudio de las Prisiones (ICPS, en sus siglas en inglés).