Radu Florescu falleció el domingo 18 de mayo, a los 88 años en Mougins, Francia, de complicaciones de una neumonía, informó su hijo John Florescu a The Associated Press.
Florescu escribió una docena de libros, pero el que realmente le dio la fama fue “In Search of Dracula” (En busca de Drácula), que hizo a dúo con Raymond T. McNally en 1972, y en el que aseveró que el autor irlandés Bram Stoker basó el personaje de Drácula en su novela de 1897 en Vlad.
Vlad Draculea fue el personaje en el que el escritor irlandés Bram Stoker se basó para crear a su personaje el vampiro Conde Drácula. Vlad fue famoso por su manera de castigar a los enemigos y traidores, a quienes castigaba con un palo de aproximadamente cuatro metros, pero en lugar de bandera eran los enemigos los que colocaba en la punta, traspasando su cuerpo con el mismo.
“Ningún estadounidense ha educado a más estadounidenses sobre Rumania y Drácula que el profesor Florescu. Tuve la gran suerte de ser uno de sus agradecidos estudiantes”, dijo Jim Rosapepe, exembajador de Estados Unidos en Rumania.
Su hijo dijo que Florescu era el director del Centro de Investigaciones sobre Europa Oriental en el Boston College, que fundó, entre 1986 y 2008. En años recientes, ofreció becas a alumnos rumanos destacados para que estudiaran en el área de Boston.
Cuando el entonces presidente Richard Nixon visitó Rumania en 1969, Florescu orientó al encargado de prensa de la embajada de Estados Unidos, ofreciendo información a los medios estadounidenses acreditados ante la Casa Blanca.
La casa real rumana envió el lunes sus condolencias a nombre del exrey rumano Miguel, quien fue obligado a abdicar en 1947 por el gobierno comunista.
“A través de su obra, el profesor Florescu construyó un puente entre Rumania y Estados Unidos, y dio a la historia de Rumania… un poco de universalidad”, expresó la casa real rumana en un comunicado, alabando a Florescu por dedicarse completamente a sus alumnos.
El exlegislador federal estadounidense Patrick Kennedy lo calificó de “un vínculo necesario entre Estados Unidos y Rumania, un asesor sabio” para su padre, el ya fallecido senador Edward Kennedy, sobre los asuntos de los Balcanes.
Nacido en Bucarest en 1925, Florescu se marchó de Rumania en el Expreso del Oriente cuando tenía solo 13 años, en el momento que comenzaba la Segunda Guerra Mundial, y viajó a Inglaterra, donde su padre era embajador en funciones. Su padre, también llamado Radu Florescu, renunció al cargo cuando el mariscal Ion Antunescu, admirador de Hitler, tomó el poder en Rumania.