El presidente Alassane Ouattara hizo el anuncio durante una reunión de su gabinete el sábado por la noche. Durante el día, el ministro de Defensa, Alain-Richard Donwahi, encabezó una delegación para negociar con soldados disgustados en la segunda ciudad más grande del país, Bouake, donde el motín en que las tropas dispararon sus armas inició el viernes por la mañana.
Pero en una señal de que no todos estaban satisfechos con el pacto, los amotinados en Bouake accionaron nuevamente sus fusiles Kalashnikov y otras armas tras el anuncio de Ouattara, y retuvieron a Donwahi en el hogar de un funcionario local junto con otros integrantes de su delegación y periodistas.
El grupo finalmente pudo dejar la vivienda poco antes de las 10:00 de la noche, de acuerdo con uno de los rehenes, Aboubacar Al Syddick, un periodista del diario local L’Intelligent d’Abidjan. El ministro de Defensa emitió posteriormente un comunicado en que negó que Donwahi hubiera sido retenido contra su voluntad, argumentando que simplemente continuaban con las negociaciones.
En su anuncio, Ouattara se dijo dispuesto a tomar en cuenta las exigencias de los soldados por aumentos salariales y mejores condiciones de vida y de trabajo, pero criticó las tácticas de los amotinados.
“Quiero decir que esta manera de exigir no es adecuada. De hecho, mancha la imagen de nuestro país después de todos nuestros esfuerzos en cuanto a desarrollo económico y reposicionamiento diplomático”, sostuvo.
Ouattara asumió el poder en 2011 después de una crisis a postelectoral que cobró más de 3.000 vidas. La crisis fue detonada por la negativa del ex presidente Laurent Gbagbo de aceptar la derrota y ceder el cargo. Coronó más de una década de disturbios que iniciaron con el primer golpe de Estado en 1999.
El nuevo presidente encaró enormes desafíos en su intento por crear un Ejército unificado. Los analistas habían predicho que el gobierno ofrecería indemnizaciones para apaciguar la crisis de esta semana, tal como lo hizo cuando los soldados escenificaron una revuelta similar en 2014.
Los detalles del acuerdo no han sido revelados de momento.
Pese a los intentos del gobierno de una pronta resolución, el incidente subraya los persistentes problemas con la recuperación de Costa de Marfil, explicó Cynthia Ohayon, analista sobre África Occidental para la organización no gubernamental International Crisis Group.
“Este es otro recordatorio de que los añejos asuntos que llevaron a la crisis siguen sin ser resueltos”, indicó. “Algunas personas lo olvidan, y creen que todo está bien en Costa de Marfil. Pienso que esto debería ser moderado”.
Durante la mayor parte del sábado, el motín parecía tomar fuerza con velocidad alarmante.
Una intensa balacera se desató en un campamento militar en Abiyán, la ciudad más grande de Costa de Marfil, y se erigieron barricadas en el centro de la ciudad en medio de reportes no confirmados sobre la llegada de soldados amotinados a las sedes militares y al Ministerio de Defensa. El Ministerio negó esos reportes a través de su página en Facebook.
También hubo disparos por segundo día en Bouake y en la ciudad de Man, en el oeste del país.
La embajada estadounidense pidió a su personal que no transitara por carreteras y permaneciera cerca de sus casas en el país, mientras que Francia recomendó a sus ciudadanos que restrinjan los viajes al interior del país y eviten los campamentos militares en Abiyán.
Los disparos del sábado en el campamento de Akouedo, en el distrito residencial de Cocody, en Abiyán, comenzaron alrededor de las 8:00 de la mañana y duraron unas dos horas, según Louise Kouame, que vive en las inmediaciones.
“Hay calma de momento, pero tenemos cada vez más miedo”, señaló Kouame.