El periódico francés comentó este jueves en su espacio editorial la renovación del gobierno encabezado por Valls, quien ya impuso su estilo de ir más rápido, pues formó su gabinete en menos de dos días después de su nombramiento.
En este gabinete, el presidente François Hollande impuso a sus hombres en los puestos clave de Finanzas (Michel Sapin), de Trabajo (François Rebsamen) y el portavoz (Stéphane Le Foll) y Valls no pudo elegir a su sucesor en el Ministerio del Interior, al que llegó Bernard Cazeneuve.
El equipo es un suave equilibrio de todas las sensibilidades del Partido Socialista, debido a que -con excepción de Martine Aubry y Dominique Strauss-Kahn- todos los candidatos a las primarias en 2006 y 2011, están ahora de regreso con Ségolène Royal a la vanguardia.
Pero ni el jefe del Ejecutivo, ni el de Gobierno encontraron personalidades y competencias que encarnen en la nueva etapa del quinquenio anunciado por Hollande, quien está deseoso de corregir la impresión de amateurismo que dio el anterior gabinete.
Ambos dijeron haber optado por los pesos pesados y los profesionales sólidos, a expensas de la renovación, juzgó Le Monde y refirió a Laurent Fabius y Jean-Yves Le Drian, renombrados en Relaciones Exteriores y Defensa, respectivamente.
Señaló que el argumento es mucho menos para otros que no fueron impuestos, como Marisol Touraine, Marylise Lebranchu o Aurélie Filippetti, ni tampoco para los titulares del Interior (Cazeneuve) o de Educación (Benoît Hamon), quienes no son expertos en la materia.
En cuanto a la repartición de Economía y Finanzas entre Arnaud Montebourg y Nichel Sapin, ésta puede reservar muchas sorpresas, ya que los dos hombres parecen polos opuestos, apuntó.
Para Le Monde, aunque se esperaba, la sorpresa es Ségolène Royal quien llegó a Ecología y es la única que puede aportar energía, habilidad y talento.
Valls ha analizado la derrota de los socialistas en las recientes elecciones municipales como la expresión de decepción y descontento de los votantes, pero nada demuestra que este nuevo gobierno pueda restaurar la confianza en los franceses, concluyó.