Una ceremonia en la Universidad de Teherán fue una de varias realizadas en memoria de las decenas de víctimas cuyos restos fueron trasladados a Irán el día anterior. Otros 114 cadáveres llegaron el domingo.
Irán culpa de la tragedia a las autoridades saudíes y los dolientes en la ceremonia en Teherán corearon “muerte a Al-Saud”, refiriéndose a la familia gobernante de Arabia Saudí.
El desastre alimentó la amarga rivalidad regional entre Arabia Saudí, de mayoría suní, e Irán, de mayoría chií, países que apoyan a los bandos opuestos en las guerras en Siria y Yemen.
Las autoridades saudíes dicen que 769 peregrinos murieron en la estampida cerca de La Meca, el peor desastre que haya afectado la peregrinación anual en un cuarto de siglo. Irán parece haber registrado el mayor número de peregrinos de esa nacionalidad, con 464 víctimas.
Los peregrinos perecieron asfixiados o aplastados cuando dos multitudes se toparon en una calle estrecha del campamento en Mina. Arabia Saudí ha dicho que comenzó una investigación y que los funcionarios deberán rendir cuentas si comprueba que cometieron errores.
Irán acusa a Riad de encubrimiento, alegando que la cifra total de muertos supera los 4.700, pero no ha presentado ninguna prueba que corrobore tal reclamación.
Teherán también ha acusado a las autoridades saudíes de no conceder un acceso rápido a los muertos y heridos y de ser lento en el proceso de repatriación de los restos.
El peregrinaje del haj es uno de los cinco pilares del Islam y todos los musulmanes sanos tienen la obligación moral de realizarlo al menos una vez en sus vidas. Este año unos dos millones de peregrinos de 180 países participaron, pero Arabia Saudí ha acogido a más de tres millones de peregrinos en los últimos años sin mayores incidentes.