MEXICO (AP) La camioneta quemada en cuyo interior había un par de cadáveres calcinados estaba a nombre de uno de dos australianos desaparecidos en México, informaron el lunes las autoridades.
El procurador de justicia de Sinaloa, Marco Antonio Higuera, señaló que el número de serie del vehículo coincide con el que estaba registrado a nombre de Adam Coleman en Alberta, Canadá. Anteriormente, las autoridades dijeron que la identificación se había complicado porque gran parte de la pintura de la camioneta estaba quemada y le faltaban las placas.
Coleman y Dean Lucas viajaban de Edmonton en Canadá a México, pero no llegaron a la ciudad de Guadalajara el 21 de noviembre como tenían previsto.
Guadalupe Martínez, portavoz de la oficina de Higuera, dijo que los cadáveres están tan quemados que sólo será posible identificarlos mediante análisis de ADN o verificación de registros dentales. Señaló que esos exámenes están en proceso.
Higuera indicó que los dos surfistas australianos habían viajado en transbordador desde la península de Baja California a Topolobampo, Sinaloa, en el noroccidente de México, donde desembarcaron alrededor de las 10:30 de la noche del 20 de noviembre.
Al parecer emprendieron de inmediato su recorrido por carretera, pero no llegaron muy lejos.
La camioneta y los cadáveres fueron encontrados un día después en una zona rural de Navolato, a unos 160 kilómetros (100 millas) al sur de Topolobampo, después de que la policía recibiera un aviso ciudadano sobre un vehículo abandonado.
Higuera consideró posible que “hayan acampado camino a Guadalajara”.
Sinaloa está plagado de grupos narcotraficantes y es territorio del cártel que lleva el nombre del estado.
La pareja de Lucas, Josie Cox, dijo que ella recibió un mensaje de texto la noche del 20 de noviembre, e indicó que Coleman pensaba reunirse el 21 de noviembre con su novia Andrea Gómez en Guadalajara.
“Adam quería llegar a Guadalajara lo más pronto posible”, afirmó Cox. “Supongo que cuando bajaron del transbordador era una hora inconveniente para dirigirse a Guadalajara… y quizá pararon para dormir o algo”.
Una campaña de recaudación de fondos por internet había reunido más de 22.000 dólares australianos (16.000 dólares estadounidenses) en un día para ayudar a las familias de ambos a viajar a México desde sus casas en Golden Bay, en el estado de Australia Occidental.
Miembros de las familias se trasladarán en unos días México para colaborar con la policía local y las autoridades consulares australianas. En una página abierta el domingo en la noche en la plataforma GoFundMe se han recibido donaciones de casi 230 personas.
“La familia de mi hermano está muy conmovida por la respuesta”, declaró el lunes la tía de Coleman, Jane Cattermole. “Ahora pueden traer de regreso a Adam”.
La canciller australiana Julie Bishop dijo que el gobierno de su país colabora estrechamente con la policía mexicana.
“Nuestros pensamientos están con las familias y amigos de esos dos hombres que han estado desaparecidos por cierto tiempo, pero me preocupa mucho su destino”, declaró Bishop a la televisora Nine Network en Canberra, Australia.
La madre de Coleman, Zena Cattermole, escribió en su página de Facebook: “La vida de nuestro hijo nos ha dejado, pero estarán con nosotros en nuestros corazones para siempre”.
En 2014, otro turista, un estadounidense, perdió la vida en su recorrido por un trayecto escénico pero peligroso de la costa mexicana del Pacífico.
Harry Devert, agente de bolsa de 33 años, procedente de Pelham, Nueva York, desapareció cuando se dirigía en motocicleta a Brasil para asistir al Mundial de fútbol.
Sus restos descompuestos fueron encontrados meses después junto con su motocicleta en un lugar más al sureste en la costa, cerca de la localidad turística de Zihuatanejo, estado de Guerrero.
La policía federal mexicana arrestó después a Adrián Reyes Cadena, presunto líder de un grupo narcotraficante en Zihuatanejo, y lo implicó en el homicidio.
Un funcionario federal dijo que el grupo delictivo de Reyes Cadena al parecer creyó que Devert era un agente estadounidense.
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El periodista Rod McGuirk de The Associated Press en Canberra, Australia, contribuyó a este despacho.