De acuerdo con el informe, traducido al español por la OCDE ¿Cómo va la vida en México?, el porcentaje de mexicanos que está muy satisfecho con su vida se incrementó de 55 a 73 por ciento entre 2007, el año previo al estallido de la crisis, y 2013.
El avance fue uno de los más pronunciados en la OCDE, destacó el organismo en un resumen del estudio, que mide indicadores socioeconómicos y el clima de satisfacción de los ciudadanos de la treintena de países miembros de la organización internacional.
En términos económicos, el documento destacó que la crisis financiera mundial afectó a los mexicanos menos que a los habitantes de la OCDE, el denominado club de los países ricos que agrupa a las 34 principales economías del mundo.
Según el informe, en contraste con la tendencia general, tanto la tasa de empleo y el desempleo a largo plazo permanecieron estables en México entre 2007 y 2012. El ingreso disponible de los hogares cayó sin embargo en un 2.0 por ciento, pero el ingreso total, antes de impuestos y transferencias, no registró caídas, precisó el estudio de la OCDE.
En términos de política, el reporte mostró una ligera caída de confianza de los mexicanos en sus instituciones, de un 42 a un 40 por ciento entre 2007 y 2013. El texto también midió la persistencia de las diferencias de género entre hombres y mujeres en el país latinoamericano.
Según las conclusiones, las diferencias entre sexos han descendido en la mayoría de los países miembros de la OCDE, incluido México, uno de los países en los que la diferencia salariales entre los dos sexos es una de las menores en la OCDE.
Sin embargo, el estudio reflejó que hay menos mujeres en el Parlamento mexicano y menos trabajan fuera de casa con una remuneración. El reporte destacó como particularidad en México que una gran parte de mujeres, 47 por ciento de las encuestadas, declaró ser víctimas de una violencia física, sexual, emocional o psicológica por parte de sus parejas.
El estudio fue realizado en el marco de la iniciativa Una vida mejor de la OCDE, que considera percepciones objetivas y subjetivas más allá de los meros indicadores económicos que suelen manejar las instituciones de análisis económicos internacionales.