Las familias se quejan de que sus departamentos presentan niveles de plomo y de asbestos mayores a los permitidos por las autoridades de salud, además de que exigen compensaciones por los daños sufridos en sus lugares de residencia, que van desde ventanas rotas hasta techos colapsados.
No, hasta este momento no nos ha ayudado nadie. Un grupo de la calle 117 nos dio una parrilla, y ollas y sartenes, porque no teníamos nada para cocinar. Explotó la ventana y entró todo el polvo. Pusieron la ventana, pero hasta luego de un mes, dijo Francisca Díaz, nacida en el estado de Guerrero.
En entrevista con Notimex, Díaz aseveró que ocho días después de la explosión del 12 de marzo, autoridades le permitieron a ella y a sus tres hijos regresar a vivir a su departamento, aunque éste estaba lleno de polvo, con la ventana tapiada con tablas.
Era un olor muy fuerte. Ahora ya limpié todo, tuve que hacerlo cuando llegamos. Luego mandaron a alguien, pero ellos ya no hicieron nada, se quejó Díaz, que radica en el edificio número 89 de la calle 116.
Cientos de familias fueron evacuadas de edificios aledaños tras la explosión en East Harlem en que murieron ocho personas, tres de ellas de origen mexicano, en un barrio compuesto por clase trabajadora y que ha sido por tradición un enclave de la comunidad latina en Manhattan.
La mayoría de las familias ya ha regresado a sus hogares, aunque muchas de ellas se quejan de daños severos a su propiedad y de posibles consecuencias para su salud y la de sus hijos por los tóxicos en el ambiente. Asimismo, ninguna de las viviendas aledañas a la explosión tiene aún servicio de gas.
Rosa Villavicencio, originaria de Morelos, afirmó que ya no busca que la reubiquen en otro edificio de la ciudad, porque ya limpió su departamento. Le preocupan los altos niveles de asbestos y plomo, según estudios conducidos en su edificio, y los gastos de las reparaciones de su hogar.
Mi departamento quedó muy destruido. Se cayó el techo de la cocina, y una de las paredes de la sala. Yo digo que fue el peor del edificio, lamentó Villavicencio, que vive en el número 89 de la calle 116 con su hija adolescente, quien presentó problemas respiratorios tras la explosión.
Entre 30 y 40 familias mexicanas se han unido para presentar una queja formal contra el gobierno de la ciudad de Nueva York con objeto de obtener una limpieza profunda y profesional de sus hogares, y una compensación por los daños sufridos. En total, al menos 78 familias se han unido en la demanda.
Andrew Carboy, abogado de los afectados, explicó que de acuerdo con dos estudios encargados por su equipo legal, los departamentos contienen 400 microgramos de plomo por metro cuadrado, que es 10 veces el nivel aceptado como seguro. En entrevista con Notimex, destacó asimismo que el nivel de asbestos es de 1.5 por ciento, mientras el nivel aceptable es de 1.0 por ciento.
Los afectados tienen un plazo de 90 días luego de un accidente para demandar a la ciudad por los daños, por lo que Carboy encabeza el grupo que presentará una demanda preliminar, que tiene el objeto de que el gobierno acepte pagar una compensación y hacer una limpieza.
Destacó que el gobierno a su vez podría exigir acciones tanto de la empresa responsable por los conductos de gas que aparentemente causaron la explosión, ConEd, como de los dueños de los edificios. Para ello, cuenta con un plazo de tres años.
Eric Bederman, vocero del gobierno de la ciudad, informó a Notimex que por política las autoridades no comentan sobre litigios pendientes o activos. Información pública del gobierno establece que estudios realizados por el gobierno de Nueva York tras la explosión determinaron que no se reportaron residuos de asbestos en el aire de los edificios contiguos al desastre.
Para Carboy, no obstante, la respuesta del gobierno ha sido deficiente. Defensor de los derechos de las personas afectadas por la contaminación causada en Nueva York tras los ataques terroristas de 2001, el abogado delinea comparaciones con el incidente de East Harlem.
En este caso estamos hablando de un vecindario de clase trabajadora de Nueva York, que puede considerarse pobre en varios sentidos. La gente aquí no recibe la misma atención que la que obtiene en un distrito como el financiero de Wall Street, enfatizó