Siento cosas que no se pueden decir porque no se encuentran las palabras para decirlas, exclamó conmovido el papa Francisco en su mensaje, con un improvisado discurso, a las 37 personas, 20 de las cuales sobrevivieron al hundimiento. El encuentro tuvo lugar en una sala contigua al Aula Pablo VI del Vaticano, inició a las 16:30 hora local (14:30 GMT) y duró media hora.
Todos los integrantes de la delegación, de nacionalidad eritrea, provienen de diversos países europeos (entre ellos Alemania, Suiza, Noruega, Holanda, Dinamarca) donde encontraron acogida con familiares suyos que ya residían allí. Ellos pasaron por Roma antes de seguir su viaje hacia la sureña isla italiana de Lampedusa, en cuyas costas tuvo lugar el naufragio el 3 de octubre de 2013. Allí participarán de una ceremonia de aniversario.
Durante su encuentro de este miércoles, uno de los refugiados dirigió al Papa algunas palabras en inglés, pidiendo apoyo y sostén, por ejemplo para el reconocimiento de los cadáveres de las víctimas, que en algunos casos aún no se pudieron localizar.
Todo lo que habéis sufrido se contempla en el silencio, se llora y se busca el modo de estar cerca. A veces, cuando parece que llegamos al destino hay cosas durísimas. Se encuentran puertas cerradas y no se sabe dónde ir, señaló Francisco.
Pero existen muchas personas que tienen el corazón abierto para ustedes. La puerta del corazón es la más importante en estos momentos. ¡Pido a todos los hombres y mujeres de Europa que abran las puertas del corazón! Quiero decir que estoy cercano a ustedes, rezo por ustedes, rezo porque las puertas cerradas se abran, agregó.
El papa Francisco saludó uno a uno a todos los presentes, que le regalaron una escultura de hierro que representa una botella en el mar con una familia en su interior. La delegación fue organizada por el Comité 3 de Octubre, que impulsa el reconocimiento en Italia de esa fecha como la Jornada en recuerdo de las víctimas del mar.