Publicado por el American Immigration Council (Consejo Estadounidense para la Inmigración), el informe indicó que de las 809 quejas de abusos por parte de la Patrulla Fronteriza presentadas entre 2009 y 2012 tan sólo 13 generaron acciones disciplinarias.
Asimismo, tales acciones disciplinarias, tomadas tan sólo en un 3.0 por ciento de las quejas, se limitaron a someter a los agentes culpables a sesiones de terapia, de acuerdo con documentos oficiales obtenidos por los investigadores del organismo.
Titulado Sin tomar medidas: falta de rendición de cuentas de la CBP (la Oficina de Aduanas y Protección de Fronteras) al responder a quejas de abusos, el estudio es el primero en documentar la falta de medidas punitivas contra agentes que abusan de inmigrantes.
Las quejas incluyen el caso de una mujer embarazada que acusó a un agente de la Patrulla Fronteriza en o cerca de El Paso, Texas, de patearla durante su detención, lo que le causó un aborto. No hubo acción disciplinaria en esta instancia.
Otra queja es de un niño que acusó a un agente, cerca de Tucson, Arizona, de golpearlo 20 veces con una linterna en la cabeza, de patearlo cinco veces y de empujarlo por debajo de una colina.
Hubo también seis acusaciones de abuso sexual y 14 de tocamientos o requisas inapropiadas. Una mujer se quejó de tocamientos por parte de un agente, sin que ninguna medida fuera tomada, de acuerdo con el reporte.
Estos crudos hallazgos ejemplifican la cultura de impunidad que prevalece en la CBP. Dados los tremendos recursos apropiados por la CBP, la agencia debe hacer un mejor trabajo al llamar a sus oficiales a cuentas por malas conductas, dijo Melissa Crow, del American Immigration Council.