Maquinista de tren descarrilado en España no puede explicar causas de accidente

Sentado, mientras movía las manos nervioso, fue incapaz de encontrar las palabras para justificar cómo no redujo la velocidad. “Es que no le doy explicación”, dijo Francisco José Garzón sobre el descarrilamiento de la semana pasada. “Es que todavía ni lo comprendo ahora”.

Garzón, que realizaba el mismo trayecto varias veces por semana, relató que el viaje marchaba perfectamente, hasta que se topó con la curva fatídica de entrada a la ciudad gallega de Santiago de Compostela, al noroeste del país. “Iba a todo muy tranquilo y yo solamente me recuerdo ya diciendo ‘Dios mío, la curva, la curva, la curva… Que no la tomo, que no la tomo”’, comentó.

El video editado de la declaración el domingo por la noche de Garzón en el tribunal de Santiago fue publicado el jueves por el diario madrileño ABC. Dos funcionarios judiciales de ese tribunal dijeron que el video parecía auténtico. Los dos hablaron bajo condición de anonimato, porque las testificales de la investigación son confidenciales.

Garzón, un hombre de complexión mediana de 52 años, con gafas y pelo canoso, parecía dudar durante varios momentos del interrogatorio y atropellaba algunas palabras en sus respuestas. Vestía vaqueros y una cazadora oscura. El maquinista estaba sentado frente al juez en una pequeña sala, en la que le acompañaban policías y otras personas sin identificar, probablemente abogados. Además del magistrado, también respondió a preguntas de la fiscalía.

El testimonio de Garzón, en libertad provisional pero acusado de múltiples cargos de homicidio imprudente, añade pocas novedades a lo que ya se sabía sobre una de las peores tragedias de la historia ferroviaria española.

Pero el video de ABC muestra la primera aparición pública del maquinista, quien sobrevivió al siniestro con una herida superficial en la cabeza y algunas fisuras en las costillas. Las imágenes del diario son un compactado de 18 minutos de una sesión que duró casi una hora.

Según el análisis preliminar de las “cajas negras”, el tren circulaba a 192 kilómetros por hora en un tramo limitado a 80 en los segundos previos al descarrilamiento. Poco antes del siniestro, Garzón activó el freno, pero no fue suficiente para evitar la catástrofe. Y el convoy volcó violentamente a 153 kilómetros por hora. A preguntas del juez, el maquinista admitió que superaba con creces la velocidad permitida y que debería haber decelerado mucho antes de llegar a la curva.

Preguntado sobre si activó el freno, dijo que sí. Aunque demasiado tarde. “El (freno) eléctrico, el neumático… todos. Hombre, cuando… Pero era inevitable ya”, explicó.

Uno de los momentos en los que Garzón se vino abajo fue cuando se le preguntó qué pasaba por su cabeza cuando cruzaba el túnel inmediatamente anterior a la curva. “Si lo supiera, no lo pensaría, porque la lacra que me va a acarrear para toda la vida es tremenda”, dijo con la voz quebrada y casi entre lágrimas. “Y no lo sé. Yo lo único que sé, señoría, sinceramente, le digo que no lo sé. No estoy tan loco como para no frenar”.

Después del golpe, consciente de la gravedad, llamó por teléfono al control central de Madrid. “A la velocidad que iba y el castañazo (golpe), aunque yo no pudiera ver por atrás, yo sé lo que llevo entre manos y sé que es inevitable, que ahí tenía que haber desgracias y entonces (llamo a Madrid) para activar el protocolo de emergencia”, declaró.

Garzón también explicó una fotografía publicada en su perfil de Facebook y que generó una gran polémica en su contra. En la misma, se veía el velocímetro de un tren a 200 kilómetros por hora.

El conductor dijo que la imagen fue tomada “como cualquier simpatía, o gracia” durante unas prácticas en marzo del 2012 en otra vía diferente de alta velocidad. Además, precisó que era un compañero y no él quien conducía. La página de Garzón en Facebook fue eliminada poco después del accidente.

La investigación judicial trata de establecer si fue un error humano o hubo algún tipo de fallo técnico en la tragedia de Santiago. El informe preliminar de las “cajas negras” pudo constatar el exceso de velocidad, pero no detectó fallas mecánicas ni en la máquina ni en la vía.

Garzón volvió a declarar voluntariamente el miércoles para revelar que hablaba por teléfono con el interventor de la compañía que viajaba en el mismo tren segundos antes del descarrilamiento. El juez señaló en un auto que la llamada fue inapropiada pero descartó la comunicación como una de las causas del accidente. El interventor, que también sobrevivió, testificará el viernes. Cuando ha pasado más de una semana de lo ocurrido, todavía permanecen 57 heridos ingresados en distintos hospitales, de los que 11 se encuentran en estado crítico, según el gobierno de Galicia.

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