El ataque elevó las tensiones en el este ucraniano, donde los insurgentes han tomado cuarteles policiales y otros edificios del gobierno en una decena de poblaciones.
Los manifestantes que tomaron el edificio en Luhansk, como otros en el este, piden un referendo sobre el otorgamiento de mayores poderes independientes a las regiones. El este de Ucrania, donde hay una gran población de habla rusa, era la base de apoyo a Viktor Yanukovich, el presidente prorruso derrocado en febrero.
El gobierno que lo reemplazó en Kiev se ha resistido a esas demandas hasta ahora, por temor a que pudieran dar lugar a una desintegración del país o que más regiones (como Crimea) sean anexadas por Rusia.
La toma ocurrió mientras 1.000 manifestantes estaban reunidos frente al edificio. Cerca de 150 personas, algunas enmascaradas y armados con bates de béisbol, salieron de la multitud y se introdujeron en el edificio, sin hallar resistencia. Más tarde los manifestantes formaron un pasillo para que los policías que estaban en el interior del edificio pudiesen salir.
Luhansk, una ciudad de unos 450.000 habitantes, está a sólo 25 kilómetros (15 millas) al oeste de la frontera con Rusia. La autonomía regional es un tema central en los disturbios en el este de Ucrania, donde los insurgentes temen que el gobierno que asumió el poder después de Yanukovich reprimirá a los rusohablantes de la región.
En Kiev, el parlamento de Ucrania examinó el martes la posibilidad de celebrar un referéndum nacional sobre si el país debe seguir siendo un estado unido o una federación que permita más poderes autónomos a sus regiones. Sin embargo, no se llegó a un consenso sobre cómo se plantearía un referéndum o cuando podría celebrarse.
Rusia ha concentrado a decenas de miles de soldados en las zonas cercanas a la frontera con Ucrania, alimentando el temor de que Moscú pretende utilizar los disturbios en el este como pretexto para una invasión.