Cerca de la medianoche del martes, en tanto, el gobierno de venezolano confirmó que Washington adoptó medidas recíprocas al expulsar tres diplomáticos venezolanos, entre ellos el encargado de negocios de la embajada de Venezuela en Washington. En un comunicado repudió esa acción por considerar que a diferencia de sus pares estadounidenses, los venezolanos en ningún momento se reunieron con personas “interesadas en actuar en contra” de la administración del presidente Barack Obama.
“Están corriendo las 48 horas para que estos funcionarios agarren sus macundales (sus pertenencias) y se vayan del país”, dijo el gobernante el martes, un día después de anunciar la expulsión de los estadounidenses. Advirtió que no aceptará el “intervencionismo grosero del poder estadounidense”. Afirmó que “el día que el gobierno del presidente Barack Obama rectifique, nosotros estableceremos puntos de contacto nuevamente para conversar los asuntos comunes”.
Sin embargo, Estados Unidos rechazó de manera categórica el martes las acusaciones contra tres de sus diplomáticos, y advirtió que podría adoptar medidas recíprocas amparándose en la Convención de Viena. El gobierno estadounidense precisó entonces que aún sopesa cómo responderá.
La portavoz del Departamento del Estado Jen Psaki dijo el martes que las acusaciones están relacionadas con un viaje que los funcionarios estadounidenses realizaron al estado Bolívar. “Ellos estaban allá realizando actividades diplomáticas normales, como lo hemos dicho en el pasado. No debería causar sorpresa”, dijo a periodistas. “Por supuesto que mantenemos contactos habituales con diferentes sectores políticos. Y mantenemos una perspectiva amplia en Venezuela y viajamos con frecuencia, por supuesto. Eso es lo que los diplomáticos hacen. Así que no había nada extraordinario con eso”.
Psaki agregó que la embajada estadounidense en Caracas recibió la noche del lunes una nota diplomática en la que Venezuela declaraba persona no grata a los tres funcionarios, a los que concedió 48 horas para abandonar el país.
Dashiell López, miembro del consejo directivo de Súmate, una ONG local defensora de derechos civiles, negó el martes que integrantes de esa organización se hayan reunido en el estado suroriental de Bolívar con los funcionarios diplomáticos expulsados, tal como sostiene el gobierno. López dijo a la AP, en entrevista telefónica, que la ONG solo prestó sus instalaciones para un encuentro que tuvieron la semana pasada algunos grupos religiosos con esos diplomáticos. “No fue una reunión con Súmate ni hubo gente de Súmate en esa reunión”, agregó.
Maduro dijo en una cadena nacional de radio y televisión que no habrá relaciones cordiales con Estados Unidos mientras el gobierno de ese país “no entienda que tiene que respetar a Venezuela, que es un país soberano”. Ratificó la decisión de expulsar a los tres diplomáticos estadounidenses por su supuesta participación en actividades de conspiración con opositores venezolanos.
Maduro anunció en la víspera la expulsión de Kelly Keiderling, quien actualmente se desempeña como encargada de negocios de la Embajada de Estados Unidos en Caracas, y de Elizabeth Hoffman y David Moo, quienes ocupan la secretaría adjunta para asuntos políticos de la misión diplomática y el viceconsulado, según informó la televisora estatal.
Tarde en la noche del martes, el gobierno venezolano rechazó categóricamente las declaraciones de Keiderling y repudió la posterior expulsión del encargado de negocios de la embajada de Venezuela en Washington, Calixto Ortega, y otros dos funcionarios venezolanos, en respuesta a la medida en contra de diplomáticos estadounidenses, adoptada por el gobierno de Caracas.
“El gobierno de la República Bolivariana de Venezuela rechaza categóricamente las declaraciones de la funcionaria Kelly Keiderling, encargada de Negocios de la Embajada de Estados Unidos de América en Caracas. Estas declaraciones son una confesión de la abierta injerencia en los asuntos internos de Venezuela, razón por la cual la funcionaria fue declarada como persona no grata y exhortada a abandonar el territorio venezolano”, dijo la cancillería venezolana en un comunicado.
“De la misma manera se repudia la expulsión del encargado de Negocios de la Embajada de la República Bolivariana de Venezuela en Washington, Calixto Ortega Ríos; así como de la Segunda Secretaria de la Embajada, Mónica Sánchez; y la cónsul, Marisol Gutiérrez, del Consulado de Venezuela en Houston”, indicó el escrito divulgado en la página de internet de la cancillería venezolana, sin dar detalles.
El gobierno de Maduro afirmó que “no se puede considerar esta una decisión recíproca, al observar la conducta inequívoca de nuestros funcionarios, que no han osado en ningún momento sostener reuniones con grupos contrarios al gobierno del presidente Barak Obama o con personas interesadas en actuar en contra del gobierno estadounidense”.
Horas antes, en una conferencia de prensa, Keiderling afirmó que “todas las acusaciones de sabotaje, de conspiraciones, de que nosotros vamos a acabar con el mundo, todas son falsas”. “Esas acusaciones no tienen fondo alguno”, resaltó.
Anunció que junto a los otros dos funcionarios partirá a Estados Unidos en la mañana del miércoles. “Todos salimos mañana en la mañana, el plazo es hasta mañana”, indicó. “Hasta mañana en la mañanita, yo seré la encargada de negocios aquí de la embajada”, dijo la diplomática estadounidense, nacida en República Dominicana.
Al preguntársele quién queda al frente de la embajada en Caracas, Keiderling comentó, “tenemos un ministro consejero y él será, como es normal; siempre el ministro consejero es el número dos o la número dos de la embajada, y esa persona automáticamente queda encargado o encargada de la embajada”. El ministro consejero Phil Laidlaw “mientras tanto” será la persona a cargo, acotó.
Los señalamientos del gobierno venezolano afirman que los funcionarios han participado en actividades de “conspiración”. El gobierno difundió el martes un vídeo de unos cinco minutos en el que aparecen varias fotografías de cuando los diplomáticos señalados ingresaron y salieron de actos de la oposición venezolana.
“No puedo permitir, queridos compatriotas, que ningún gobierno, en este caso el gobierno de los Estados Unidos, se inmiscuya en asuntos internos, pero más que inmiscuirse… participe de un plan para desestabilizar Venezuela, participe de los planes para sabotear las empresas básicas”, agregó. Sobre esos encuentros, Keiderling comentó que “la idea que no nos podamos reunir con tal grupo de personas, tal grupo… eso queda fuera de lo que es el mundo de la diplomacia”.
Con ese tipo de encuentros, lo que “se trata de entender (es) el día a día de esos grupos de la sociedad civil, o del mundo empresarial, del mundo sindical. Si no estamos hablando con esas personas, no estaríamos haciendo nuestro trabajo… el señor Calixto Ortega (encargado de negocios de la embajada de Venezuela) en Washington también se está reuniendo con grupos independientes, (en caso contrario) tampoco estaría haciendo el trabajo esencial de la diplomacia”, comentó. “Si la acusación es que nos reunimos, es verdad. ¡Nos reunimos con los venezolanos!”, enfatizó.
Maduro ordenó en marzo de 2013 el retiro de dos agregados militares estadounidenses que fueron acusados de tratar de establecer contacto con oficiales activos venezolanos para, presuntamente, adelantar planes de desestabilización del gobierno del país.
Venezuela y Estados Unidos han mantenido tirantes relaciones y, desde 2010, ambos países están sin embajadores. Sin embargo, las frecuentes fricciones no han afectado los estrechos lazos comerciales que tienen ambos países, especialmente en el área petrolera. “Estoy segura de que este intercambio comercial seguirá”, dijo Keiderling.