Solís abandonó, por algunos minutos, la unidad y fue rodeado por los transeúntes, que lo aplaudieron, e incluso accedió a tomarse fotografías con ellos.
Cuando regresó al interior del vehículo, varias personas se acercaron a platicar con el presidente, sentado junto al chofer, y las conversaciones se desarrollaron a través de la ventana que Solís mantuvo con el vidrio abajo.
Las personas tuvieron libre acceso al gobernante, sin que los efectivos de seguridad presidencial impidieran los acercamientos.
La inesperada escala se cumplió durante el desplazamiento hacia donde se desarrolló el almuerzo que el flamante presidente ofreció a las delegaciones extranjeras visitantes.
Una caravana de vehículos automóviles y motocicletas- de distintos medios de comunicación acompañó el desplazamiento del gobernante, lo que les permitió tomar imágenes y realizar transmisiones en vivo.
Respecto al tema de seguridad, Solís dijo que solicitó a la Dirección de Inteligencia y Seguridad Nacional (Dis), que la escolta que le sea asignada no sea numerosa.
Le he pedido a la Dirección de Inteligencia y Seguridad una escolta lo más pequeña posible, no quiero andar por las calles de Costa Rica con un aparato de seguridad que no necesitamos, afirmó.
Pero, bueno, voy a tener escolta, voy a tenerla, aunque me va a costar acostumbrarme a ello, enfatizó.