En el último año, al menos dos libros y dos filmes han sido prohibidos en India. Un documental británico, el vídeo de una comedia en YouTube y un libro de hinduismo. Cada uno ofendió a un segmento de la sociedad india y cada uno fue censurado o suprimido como resultado.
India es la mayor democracia del mundo y ha dado enormes pasos económicos en las últimas décadas para convertirse en una potencia asiática clave, pero sus prohibiciones oficiales y no oficiales muestran que este país de 1.200 millones de personas sigue lidiando con una maraña compleja de susceptibilidades profundas y un proceso político que está muy influenciado por las lealtades religiosas y de casta.
“Las comunidades religiosas, los grupos étnicos y los personajes históricos están prohibidos”, dice Shiv Vishvanathan, un científico social de la Universidad Global OP Jindal. “El estado está electoralmente subordinado a cualquier grupo étnico o religioso que haga un berrinche”.
El ejemplo más reciente de lo que Vishvanathan llama “epidemia de prohibición en India” ocurrió la semana pasada cuando el gobierno suspendió la proyección de “La hija de India“, un documental británico sobre una violación en grupo ocurrida en 2012, un ataque tan brutal que causó conmoción en esta nación tan acostumbrada a la violencia contra las mujeres.
Las razones de la prohibición de la película nunca se especificaron, pero las autoridades parecían sugerir un abanico de posibilidades: desde el temor a que la película denigrara a India hasta el enojo porque se transmitiera una entrevista con uno de los atacantes. En lugar de hacer frente a problemas graves como la violencia sexual, el gobierno a menudo parece avestruz y prohíbe los intentos de incitar al debate.
Las prohibiciones son también consecuencia del hecho de que la política en este enorme y caótico país todavía se centra en gran medida en la identidad, ya sea religiosa o étnica.