Por Edelmiro Franco. Corresponsal
Bogotá, 27 Nov (Notimex).- La colección de cuentos Apocalipsis (todo incluido) reúne historias de la actualidad mexicana que tienen vasos comunicantes entre la crónica y la ficción, aseguró hoy el autor de la obra, Juan Villoro.
Casi todos los cuentos tienen que ver con algo real, muy próximo a la actualidad mexicana, pero también con los enredos, y los malentendidos que nos provoca lo cotidiano. Una característica del libro es que tiene vasos comunicantes con la crónica, sostuvo el escritor mexicano en entrevista con Notimex.
Villoro es finalista del II Premio Iberoamericano de Cuento Gabriel García Márquez, cuyo ganador será anunciado este viernes por el Ministerio de Cultura y la Biblioteca Nacional de Colombia, con una bolsa de 100 mil dólares.
El lector en Apocalipsis va a encontrar muchos cuentos diferentes, algunos dependen mucho del diálogo y hay uno que se llama Yo soy Fontanarrosa, que es un homenaje al gran escritor y dibujante argentino, Roberto Fontanarrosa.
El escritor argentino era un gran aficionado del futbol, hincha del Rosario Central, y este es un cuento que tiene que ver con el futbol, tienen que ver con una situación real en México, que es un proyecto para que los policías se acerquen a la lectura, explicó.
Los policías ya tenían equipo de futbol y para fomentarles su interés por la lectura a cada uno de ellos le regalaron una camiseta con el nombre de un escritor famoso. Esto fue una situación verídica (…) jugaban en la cancha (Antón) Chéjov, (Ernest) Hemingway y todos eran policías haciendo deporte, pero además, participaban en un programa de lectura.
Villoro contó que en el momento que vio a los policías en pleno partido de futbol se hizo la pregunta: ¿Cómo podría participar yo en este equipo siendo de policías? ¿Qué tal que me arrestaran los policías porque yo hubiera cometido un delito y de pronto llegan a jugar su partido y les falta un jugador?.
Los policías deciden ingresar a una persona que tienen detenido y es ahí en donde Villoro empieza a crear el mundo de la ficción a partir de este hecho real en México, y la camiseta que se pone el jugador tiene estampado el nombre de Fontanarrosa.
Los policías le dicen (al detenido): si juegas bien te dejamos libre, subrayó Villoro, quien agregó que todos los cuentos de Apocalipsis (todo incluido) son situaciones surgidas de la realidad.
El cuento que da nombre al libro proviene del famoso apocalipsis maya, que hace un par de años se dijo que según una profecía de los mayas el mundo se iba acabar (…) Es la historia de una pareja que va a vivir el fin del mundo y tiene que ver con el turismo de la catástrofe.
Es algo muy curioso -dijo-. Yo estuve haciendo reportajes en esa zona, poco antes del apocalipsis maya y me sorprendió que todos los hoteles estuvieran llenos para la fecha del apocalipsis.
Villoro recordó que había muchísima gente que quería ver en primera fila el fin del mundo por si algo pasaba, mas valía estar ahí cerca. Son supersticiones que tiene la especie humana y sobre esta necesidad de que el mundo se pueda acabar, surge este cuento.
El cronista mexicano sostuvo que el género del cuento lo que tiene más difícil es la prosa exigente frente a la economía del lenguaje, y no permite zonas sueltas, ni experimentos narrativos.
El género de la novela es voluntariamente imperfecta desde el Quijote hasta nuestros días, las novelas tienen partes experimentales. (Miguel de) Cervantes, por ejemplo, incluye distintas novelas dentro del propio Quijote, hace muchos juegos de ese tipo.
En una novela -ahondó- tú puedes meter una carta, un ensayo un diario, pero en un cuento tiene que ser totalmente económico, nada debe sobrar. Yo creo que en la prosa este género tiene la mayor tensión, es un gran desafío.
Para Villoro, si un libro de Gabo tiene diez cuentos es un libro que tienes que empezar 10 veces y terminar diez veces. Los cuentos deben ser diferentes entre sí, porque si no tendrían entidad propia, pero deben ser suficientemente similares, para crear un clima común, que es el objetivo del Premio Iberoamericano de Cuento.