El propio Enrico Letta anunció el domingo pasado que acudirá al Parlamento el miércoles y no el martes, como estaba inicialmente previsto, para dar mayor tiempo al “debate interno” del Partido del Pueblo de la Libertad (PDL, derecha).
Aparentemente algunos de los ministros dimisionarios y varios parlamentarios de ese partido se opondrían a las órdenes de Berlusconi y confirmarían su apoyo al Ejecutivo de coalición, aunque ello no se da por descontado.
Letta, quien desde finales de abril pasado encabeza un gobierno de coalición apoyado por su Partido Democrático (centroizquierda), por el PDL y por la centrista Lista Cívica, dijo que quiere obtener una mayoría parlamentaria suficientemente amplia como para poder llegar hasta 2015.
Declaró que el Ejecutivo no puede continuar sufriendo los chantajes de Berlusconi, condenado en agosto pasado en vía definitiva por fraude fiscal y cuya expulsión del Parlamento se concretaría el próximo viernes en una votación en el Senado.
El aun primer ministro remarcó que no encabezará un gobierno débil y de vida corta y confirmó que en caso de que su discurso programático sea rechazado en la Cámara de diputados y en el Senado “sacará las consecuencias”, o sea, renunciará.
Sin embargo, el presidente de Italia, Giorgio Napolitano, quien como garante de la Constitución tiene la última palabra, ha dicho que no pretende disolver las Cámaras, ni convocar a comicios anticipados con la actual ley electoral, responsabilizada de la inestabilidad política.
Es decir, en caso de que Letta no obtenga el voto de confianza, Napolitano exploraría otras posibilidades y podría encargarle a él o a otra personalidad encabezar un “gobierno de objetivo” con la exclusiva tarea de reformar la ley electoral, para luego regresar a las urnas.
En ese contexto los medios de prensa locales resaltaron este martes el “clima de guerra” que existe entre el presidente y Berlusconi, quien lo ha acusado de “complotar” en su contra. Un programa de la televisora privada La7 difundió el lunes una conversación telefónica entre Berlusconi y un parlamentario de su partido, en la que el acusó a Napolitano. Lo acusó de haber intervenido ante la Corte Suprema para perjudicarlo cuando debía emitirse la sentencia definitiva del llamado “Lodo Mondadori”.
El pasado 13 de septiembre el máximo tribunal condenó al conglomerado empresarial de Berlusconi a pagar al grupo CIR unos 490 millones de euros (unos 663 millones de dólares) por haber obtenido en los años 90 el control de la editorial Mondadori tras corromper a jueces.
En la conversación telefónica difundida por La7, el ex jefe de gobierno denunció que la intervención de Napolitano ante la Corte Suprema tuvo como resultado el que fuera condenado a pagar más de 200 millones de euros (unos 270 millones de dólares) de lo que tenía previsto.
Sin embargo, una nota de la Presidencia de la República calificó como “delirantes y difamatorias” las acusaciones de Berlusconi, quien este martes convocó a varios de sus correligionarios con el aparente intento de evitar la escisión de su partido.