Con su fallo, el juez rechazó las afirmaciones de una mujer de Virginia, Marcia “Martha” Fuqua, quien afirmaba que había comprado la obra en un mercado de pulgas por 7 dólares, incluso a pesar de que otras personas, como su propio hermano, negaban ese relato.
Al dictar su fallo, el juez de distrito Leonie Brinkema no puso en duda la veracidad de la historia de Fuqua. Simplemente dijo que como el museo demostró que la pintura había sido robada, no importaba dónde la había comprado Fuqua, y que ella no podía tener posesión legal de una propiedad robada, incluso si la había comprado de buena fe.
Fuqua no asistió a la audiencia. Su abogado, Wayne Biggs, rechazó hacer declaraciones sobre si presentará una apelación.
La pequeña pintura se volvió famosa en 2012, cuando una empresa de subastas anunció que planeaba venderla a nombre de una mujer anónima apodada “chica Renoir”, quien dijo que compró la pintura en un mercado de pulgas de Virginia Occidental en 2009 por 7 dólares. La mujer dijo que no sabía que era un Renoir cuando lo compró a pesar de que estaba en un marco con una placa que decía “RENOIR“.
La compañía de subastas esperaba venderla hasta por 75.000 dólares, pero el remate se canceló cuando el Museo de Arte de Baltimore revisó sus archivos y descubrió que era la pintura robada en 1951.
Con el tiempo se supo que la madre de Fuqua, quien usaba el nombre de Marcia Fouquet, era una artista que se especializaba en reproducir pinturas de Renoir y otros maestros, y que tenía mucha relación con la comunidad artística de Baltimore en la década de 1950.
El hermano de Fuqua, Owen “Matt” Fuqua, dijo a un reportero del Washington Post que había visto la pintura en la casa de su familia numerosas ocasiones, mucho antes de que su hermana supuestamente la comprara en 2009. Después Matt Fuqua cambió su versión varias veces.
El FBI confiscó la pintura en octubre de 2012 y la retuvo mientras los tribunales decidían su destino.