Uruguay está cerca de convertirse en el primer país del mundo en crear un mercado legal y regulado de la marihuana, alentando a productores y vendedores a generar la suficiente hierba de calidad a fin de evitar que los consumidores del país de 3,4 millones de personas dependan de los narcotraficantes para drogarse.
Este plan sin precedentes que colocaría al gobierno en el centro de una industria legal de la marihuana se encuentra en la mitad de su paso por el Congreso del país, dando al presidente José Mujica una victoria largamente buscada en los esfuerzos por explorar alternativas al combate global contra las drogas.
“Yo soy antiguo y viejo… Nunca en mi vida probé un porro (cigarrillo de marihuana), pero me doy cuenta, me tengo que rejuvenecer las neuronas y darme cuenta, cuál es la vida de los muchachos”, dijo Mujica el jueves mientras defendía el plan en un discurso por radio. “El consumo está así, esta así, a las vueltas de las esquinas, y ha originado un mercado clandestino que por la clandestinidad tiene sus feroces reglas. Es un monopolio de mafiosos. Y da datos que son escalofriantes”.
Mujica dijo que por cada 10 personas que mueren por sobredosis, otras 100 son asesinadas por narcotraficantes o durante la lucha contra el crimen organizado.
“Lo peor de todo esto es que nunca se termina. Que cae fulano, que cae mengano, que cae Violeta con esto y el otro. ¿Cuántas han caído? ¿Cuántas siguen cayendo?”, dijo. “La droga sigue estando allí, ¿por qué? Porque la tasa de ganancia es enorme”.
La decisión atrevida o arriesgada, de acuerdo con el punto de vista de la gente sobre el combate contra las drogas atrajo tanto elogios como críticas el jueves mientras se propagaba la noticia de que 50 de los 96 legisladores en la cámara baja del Congreso de Uruguay habían votado a favor de la legalización. Ahora el proyecto se dirige al Senado, donde se prevé que será aprobada.
El consumo de marihuana ha sido legal desde hace mucho en Uruguay, pero su cultivo, transporte, compra y venta se penan con prisión. Una vez implementada, aproximadamente tres meses después de su aprobación, la ley permitirá que adultos con licencia puedan poseer marihuana por cualquier razón, sea para consumo medicinal medicinal, recreativo o industrial.
“En ocasiones, los países pequeños hacen cosas grandiosas”, dijo Ethan Nadelmann, director ejecutivo de la organización estadounidense sin fines de lucro Drug Policy Alliance. “La audaz medida de Uruguay hace más que sólo seguir los pasos de Colorado y Washington. Ofrece un modelo para regular legalmente la marihuana que otros países, y estados de Estados Unidos, desearán tomar en cuenta, además de sentar un precedente que alentará a otros a seguir sus pasos”.
El gobierno estadounidense, que se enfrenta con movimientos de legalización en su propio país a nivel estatal, en gran medida se mantuvo alejado del debate uruguayo, dejando que gente como el papa Francisco fuera quien se manifestara contra la “liberalización de las drogas” durante su reciente visita a Brasil. La Junta Internacional de Fiscalización de Estupefacientes (JIFE), organismo de Naciones Unidas, criticó el voto en Uruguay el jueves al considerarlo como una violación a las obligaciones pactadas del país.
“La JIFE exhorta a las autoridades uruguayas a garantizar que el país sigue cumpliendo totalmente con la ley internacional que limita el uso de narcóticos, incluyendo la cannabis, exclusivamente para propósitos médicos y científicos”, indicó la agencia.
Aun así, la decisión de Uruguay de regular lo que ningún otro país se ha atrevido a regular fue elogiado por muchos otros, entre ellos Terry Nelson, un ex agente de la Patrulla Fronteriza de Estados Unidos que ahora aboga por el fin del combate contra las drogas como parte del grupo Fuerzas de Seguridad contra la Prohibición (Law Enforcement Against Prohibition en inglés), conformado por funcionarios y ex funcionarios estadounidenses.
“Este proyecto de ley garantiza un Uruguay más seguro y debería ser modelo para el mundo”, dijo Nelson. “La aprobación de este proyecto de ley permitirá a la policía invertir mayor tiempo y recursos en delitos con violencia, arrasar con las redes criminales del país que dependen del ingreso por la venta de marihuana, crear empleos, generar ingresos fiscales y garantizar la calidad y seguridad del producto para quienes eligen consumirlo”.
Las elevadas cifras de muertes en todo el mundo por el combate al narcotráfico, los cuestionables resultados y sus costos elevados a los erarios y a las libertades motivaron al ex secretario general de Naciones Unidas Kofi Annan a unirse a un creciente número de ex líderes mundiales que consideran la guerra contra las drogas un fracaso y hacen un llamado a la legalización de la marihuana.
Entre los actuales presidentes, Juan Manuel Santos de Colombia y Otto Pérez Molina de Guatemala han exhortado a la descriminalización de las drogas, y la Organización de los Estados Americanos (OEA) promueve abiertamente nuevas posturas. El secretario general de la OEA, José Miguel Inzulza, visitó personalmente a Mujica y alabó la iniciativa antes de que fuera sometida a votación en la Cámara.
Mujica, que asegura que nunca ha consumido marihuana, dijo que regularla resulta necesario porque muchas personas de antemano la consumen, poniéndose ellas mismas en riesgo y al país al favorecer al crimen organizado.
Sus detractores dicen que la legalización de la marihuana sólo alentará a más personas a hacerse adictos a ella.
“Creo que aquí estamos arriesgando mucho, tengo la sensación de que estamos jugando con fuego”, declaró Gerardo Amarilla, diputado del opositor Partido Nacional.
El gobierno de Uruguay legalizaría a productores, vendedores y consumidores, y reformaría un registro confidencial que actualmente impide que la gente compre más de 40 gramos de marihuana mensuales en farmacias. La posesión, cultivo o venta de marihuana sin autorización podrían generar sentencias en prisión, y quienes conduzcan vehículos automotores bajo el influjo de la marihuana también serían castigados. Pero los consumidores autorizados podrían cultivar hasta seis plantas al mismo tiempo en casa, y se permite la formación de clubes de autocultivo de hasta 45 socios cada uno, supervisados por el Instituto de Regulación y Control del Cannabis (IRCCA).