Londres, 9 Ene (Notimex).- Japón tiene uno de los índices de crímenes por arma de fuego más bajos del mundo, mientras que Estados Unidos marcha a la cabeza de la lista debido a su opuesta política sobre el uso legal de armas.
En 2014 este tipo de armas causó tan solo seis muertes en el país asiático, mientras que en Estados Unidos provocaron 33 mil 599, como resultado de una política opuesta en materia de seguridad.
En 2007 había en Japón 0.6 armas por cada 100 habitantes, mientras en Estados Unidos había 88.8 por cada 100 habitantes, según Small Arms Survey, una organización independiente que supervisa la tenencia de armas en el mundo, indicó la británica BBC.
Una de las razones es que si quieres comprar una pistola en Japón necesitas paciencia y determinación, ya que para ello, debes asistir a días enteros de clases, aprobar un examen y superar una prueba en un polígono de tiro con más de 95 por ciento de aciertos.
También tienes que someterte a tests de salud mental y de consumo de drogas, para que luego las autoridades revisen tu historial criminal y la policía busque posibles vínculos tuyos con grupos extremistas.
Después investigan a tus familiares, incluso a tus compañeros de trabajo.
Las armas de mano están totalmente prohibidas. Sólo se permiten escopetas y rifles de aire comprimido.
De la misma manera, la ley pone límite al número de tiendas de armamento que pueden existir en el país.
Así, en la mayoría de las 40 prefecturas de Japón no hay más de tres, y sólo puedes comprar cartuchos nuevos en ellas si devuelves los que compraste anteriormente.
Además, a los tres años de haberla obtenido, la licencia de armas expira, por lo que hay que volver a someterse a las pruebas y pasar de nuevo los exámenes.
Todo esto explica por qué en Japón los tiroteos masivos son extremadamente raros.
Y cuando ocurren asesinatos multitudinarios, generalmente el atacante suele usar un cuchillo.
La actual ley de control de armas entró en vigor en 1958, pero la idea que subyace en esa política data de siglos atrás.
Los policías japoneses raramente usan pistolas y hacen énfasis en las artes marciales.
Se espera que todos los agentes lleguen a ser cinturón negro de judo. Y le dedican más tiempo a practicar el kendo (pelear con sables de bambú) que a aprender a disparar.
Conocedores de ello, en 2015 los agentes policiales de Japón dispararon seis tiros.
Por otra parte, no existe en Japón clamor para que se relajen las regulaciones en torno a las armas.
“Mucho de ello deriva del sentimiento pacifista posterior a la guerra (la Segunda Guerra Mundial), de que la guerra fue terrible y que no debemos caer en ella de nuevo”, explica.
“La gente (en Japón) asume que siempre va a haber paz y cuando tienes una cultura así, realmente no sientes la necesidad de armarte o de poseer un objeto que pueda interrumpir esa paz”.
Por otra parte, para los criminales japoneses una legislación de control de armas tan dura también supone un problema.
Los crímenes de la Yakuza, la mafia japonesa, con armas han disminuido drásticamente en los últimos 15 años.
Y quienes quieren portar pistolas deben hallar formas ingeniosas para traerlas de contrabando al país.