NUEVA YORK (AP) Iván Rodríguez encaró la pregunta al día siguiente de su elección al Salón de la Fama: ¿utilizó esteroides?
Al principio, Rodríguez fue esquivo en la respuesta sobre las conjeturas de consumo de sustancias dopantes. Pero ante una segunda pregunta, el cuarto jugador puertorriqueño que es inmortalizado en Cooperstown salió al paso: “No lo hice”.
“Yo siempre jugué este deporte de la manera correcta”, insistió.
Rodríguez compareció el jueves ante la prensa junto a Jeff Bagwell y Tim Raines, los otros dos jugadores que conforman la clase de 2017.
A lo largo de una carrera de 21 años, Rodríguez nunca dio positivo por dopaje y su nombre tampoco fue mencionado en el Informe Mitchell. Pero su reputación quedó salpicada cuando José Canseco, su ex compañero en los Rangers, aseguró en un libro publicado en 2005 que inyectó esteroides al boricua.
Cuando a Rodríguez le preguntaron en 2009 sobre si estaba en la lista de jugadores que supuestamente dieron positivo por esteroides cuando el deporte realizó un sondeo en 2003, su respuesta fue: “Eso solo lo sabe Dios”.
El jueves, Rodríguez manifestó que el “trabajo fuerte, dedicación y disciplina” le permitieron conseguir esculpir la brillante trayectoria que lo llevó a ser elegido al Salón de la Fama en su primer año en la papeleta.
“Tuve una buena disciplina, tuve un buen entrenador y tuve una buena familia en casa”, añadió a un grupo de periodistas tras la rueda de prensa.
Conocido por el apodo de “Pudge”, Rodríguez fue un receptor que fijó un récord al ganar 13 veces el Guante de Oro en la posición y sumó 14 convocatorias al Juego de Estrellas.
Se retiró como el cátcher con más juegos (2.427) y más hits (2.749 de su total de 2.844) en la posición. También ganó un campeonato de la Serie Mundial con los Marlins de Florida en 2003, al año siguiente de irse de los Rangers de Texas, el equipo que le descubrió en Puerto Rico cuando tenía 16 años y con el que obtuvo el premio al Jugador Más Valioso de la Liga Americana en 1999.
La ceremonia de exaltación en la localidad situada al norte del estado de Nueva York será el 30 de julio, y Rodríguez ratificó que el logo de los Rangers estará en su placa.
Fue con los Rangers con el que obtuvo el premio al Jugador Más Valioso de la Liga Americana en 1999.
Rodríguez, de 45 años, es el cuarto jugador de Puerto Rico en Cooperstown, siguiendo a Roberto Clemente (1973), Orlando Cepeda (1999) y Roberto Alomar (2011).
“Es bonito ser el cuarto puertorriqueño en salir de esa isla tan pequeña que va al Salón de la Fama del mejor béisbol del mundo”, dijo Rodríguez.
Las últimas elecciones de la Asociación de Cronistas de la Fama han estado marcadas por la Era de los Esteroides. Los jugadores que han sido señalados, inclusive meramente por rumores, saben que su probidad ha sido cuestionada tanto por los periodistas que votan como por los fanáticos.
Y los tres jugadores que serán exaltados este año debieron hablar sobre drogas recreativas o dopantes.
Raines, quien lucirá el logo de los Expos de Montreal, mencionó su lucha por recuperarse de una adicción a la cocaína. Bagwell siempre tuvo que lidiar con las especulaciones sobre si se dopaba.
“Nos tocó jugar en esa era y fue divertido”, dijo Bagwell, quien conectó 449 jonrones entre 1991-2005 con Houston, su único equipo. “Obviamente las cosas se salieron un poco de control. Soy afortunado de que no es mi decisión”.
Se percibe un cambio en la tendencia.
Mike Piazza, otro pelotero marcado por sospechas, fue elegido el año pasado. El rey jonronero Barry Bonds y Roger Clemens, el pitcher que más premios Cy Young ha ganado, superaron este año por primera vez la barrera del 50% en la votación y tendrán cinco oportunidades adicionales para alcanzar el mínimo de 75%.
Clemens siempre ha negado haberse dopado, mientras que Bonds sostiene que nunca lo utilizó fármacos a sabiendas.
Los jerarcas de Cooperstown recordaron que, después de todo, son un museo.
“Nos encargamos de preservar la historia del béisbol”, dijo Jane Forbes, la directora ejecutiva del Salón de la Fama. “Damos cuenta de la historia de la Era de los Esteroides de la misma forma cómo lo hacemos con cualquier otro relato en la historia del béisbol, y lo hacemos de forma franca. Así será como el museo lidiará con eso”.
Rodríguez, Raines y Bagwell también bromearon y contaron anécdotas sobre sus carreras.
Bagwell le recordó a Rodríguez cuando el boricua le sacó out en primera base en un juego de exhibición: “Estaba distraído, y eso no me pareció que estuve bien”.
Raines, quien acumuló cuatro temporadas seguidas con 70 o más bases robadas, evocó que le tocó ser testigo del debut de Rodríguez en junio de 1990 en un juego de los Rangers contra los Medias Blancas de Chicago: “Quedé estupefacto con la fuerza de su brazo”. Rodríguez puso fuera al 42% de los corredores que intentaron robarle bases, la tasa más alta de un receptor con por lo menos 480 juegos desde que la estadística empezó a registrarse en 1974.