La Junta Nacional de Seguridad en el Transporte (NTSB) informó que sus investigadores pudieran demorar hasta 10 días en estudiar todos los aspectos del accidente, ocurrido el domingo por la mañana, en que se descarrilaron siete vagones y la locomotora del tren de la línea Metro-North, el segundo ferrocarril de cercanías del país, que llevaba unos 150 pasajeros. El vagón delantero quedó a poca distancia del agua en una curva en el Bronx, donde se unen los ríos Hudson y Harlem.
La NTSB informó que estudiará si el exceso de velocidad, fallas mecánicas o el error humano fueron los responsables del accidente. El accidente es el más reciente en un año complicado para Metro-North, donde nunca había muerto un pasajero en sus 31 años de funcionamiento.
El domingo por la noche ya tarde, la Autoridad Metropolitana de Transporte Público (MTA), que supervisa Metro-North, se preparaba para usar grúas con el fin de levantar algunos de los vagones volcados con la esperanza de que todavía haya alguien vivo debajo.
El pasajero Joel Zaritsky, quien dormitaba mientras se dirigía a una convención de dentistas, se despertó cuando su vagón dio varias vueltas. “Entonces comenzó a caerme gravilla encima y escuché a la gente gritar”, declaró a The Associated Press, con la mano derecha ensangrentada. “Había humo en todas partes. La gente fue lanzada al otro lado del vagón”.
La MTA informó que ofrecerá autobuses el domingo por la mañana para transportar a los pasajeros entre las paradas y a otra línea ferroviaria, pero exhortó a los usuarios que pudieran trabajar desde casa a que lo hagan.
Earl Weener, miembro de la junta directiva de la NTSB, dijo en una conferencia de prensa el domingo que la entidad acababa de iniciar la investigación y que todavía no había hablado con el conductor del tren, que fue uno de los lesionados, y cuyo nombre no se ha dado a conocer.
Los investigadores deben ahora estudiar todos los factores, desde el estado de las líneas hasta la labor de los tripulantes. El gobernador Andrew Cuomo dijo las líneas no parecían presentar fallas, lo que deja a la velocidad como un posible culpable del accidente. El límite de velocidad en la curva es de 30 mph, en comparación con 70 mph en la zona de aproximación a la curva, dijo Weener.
Las autoridades todavía no saben a qué velocidad viajaba el tren en el momento del accidente, pero sí encontraron grabadora de parámetros de funcionamiento, dijo. El pasajero Frank Tatulli declaró a WABC-TV que el tren parecía viajar “mucho más rápido” que de costumbre cuando se aproximaba a la curva cerca de la estación Spuyten Duyvil.
Vecinos de la zona se despertaron con un ruido abrumador que estremeció los edificios. Angel González estaba en la cama en su edificio de apartamentos sobre la curva cuando escuchó el ruido”. “Pensé que se había estrellado un avión”, dijo.
Numerosos socorristas llegaron a los pocos minutos y comenzaron a sacar a los pasajeros en camillas, algunos con minervas alrededor del cuello. A otros, ensangrentados y llenos de rasguños, les colocaban bolsas de hielo en la cabeza. En un esfuerzo por encontrar a los pasajeros, los rescatistas rompieron las ventanillas y buscaron en la zona boscosa y en las aguas cercanas, y usaron herramientas neumáticas y bolsas de aire para levantar parcialmente los vagones y buscar debajo.
La MTA identificó el domingo a las víctimas como Donna L. Smith, de 54 años y de Newburgh; James G. Lovell, de 58 años y de Cold Spring; James M. Ferrari, de 59 años y de Montrose, y Ahn Kisook, de 35 años y de Queens. Tres de los muertos fueron hallados dentro del tren y el otro afuera. Las autopsias están programadas para el lunes, dijo la oficina de Medicina Legal de Nueva York.
Se cree que 11 de los lesionados están en estado crítico y otros seis graves, según el Departamento de Bomberos. Después de una visita a un hospital de la zona el domingo por la noche, el alcalde de Nueva York, Michael Bloomberg, dijo a los reporteros que los 11 lesionados que estaban originalmente en estado crítico ya no parecían tener lesiones mortales.
A pesar de la gravedad del accidente, el saldo de víctimas pudiera haber sido mucho mayor de haber ocurrido un día de entresemana, o si el vagón delantero hubiera llegado al agua. El tren estaba a media capacidad en el momento del accidente, dijeron funcionarios. Durante decenios la NTSB ha pedido a los ferrocarriles que instalen tecnología que pueda evitar los descarrilamientos por exceso de velocidad, además de otros problemas.
Una ley aprobada por el Congreso en 2008 dio a los ferrocarriles de pasajeros y carga hasta finales de 2015 para instalar los sistemas, conocidos como control positivo de trenes (PTC). El sistema tiene por fin evitar el error humano, que es la causa de aproximadamente 40% de los accidentes de trenes. Pero los sistemas son costosos y complejos, y los ferrocarriles están tratando de demorar la fecha tope otros cinco o siete años.
Metro-North está en proceso de instalar la tecnología. En este momento cuenta con lo que se denomina un sistema de señales automáticas de control, que aplica los frenos automáticamente si el conductor no responde a una alerta que indica exceso de velocidad.