WASHINGTON (AP) Los rebeldes respaldados por la CIA en Siria, que habían empezado a poner presión sobre las fuerzas del presidente Bashar el Asad, se ven ahora bajo bombardeos rusos y con pocas esperanzas de ser rescatados por sus socios estadounidenses, señalaron miembros del gobierno de Estados Unidos.
En la última semana, Moscú ha dirigido parte de su campaña aérea contra grupos financiados por Estados Unidos y otros rebeldes moderados en un intento coordinado de debilitarles, señalaron los cargos. El gobierno de Obama tiene pocas opciones para defender a aquellos a los que armó e instruyó en secreto.
Los rusos “conocen sus objetivos y tienen una capacidad sofisticada de comprender la situación de batalla”, señaló el representante Mike Pompeo, republicano de Kansas, que forma parte del Comité de Inteligencia de la Cámara de Representantes y puso especial cuidado en no confirmar la existencia de un programa clasificado. “Bombardean lugares que no están relacionados con el grupo Estado Islámico”, añadió.
Otros altos cargos entrevistados hablaron bajo condición de anonimato porque no estaban autorizados a comentar el tema de forma pública.
La CIA comenzó en 2013 un programa encubierto para armas, financiar y entrenar a una oposición moderada a Asad. Se estima que desde entonces, la CIA ha entrenado a unos 10.000 combatientes, aunque el número actual no está claro.
El proyecto estaba separado del programa del ejército, que entrenaba a milicianos dispuestos a prometer que sólo atacarían al grupo EI. Ese programa militar está ampliamente considerado como un fracaso y el Departamento d Defensa anunció el viernes que abandonaría su objetivo de establecer una fuerza siria de instrucción estadounidenses, optando a cambio por equipar a grupos ya establecidos para que luchen contra el grupo extremista.
Durante años, el proyecto tuvo tantos problemas que durante el verano algunos congresistas propusieron reducir su presupuesto. Algunos rebeldes con apoyo de la CIA habían sido capturados, mientras que otros habían desertado a grupos extremistas. El programa de la CIA es la única estrategia adoptada por Estados Unidos para derrotar por las armas a Asad. Oficialmente, Estados Unidos ha centrado sus esfuerzos en combatir al grupo EI e instado a Asad en que deje el cargo de forma voluntaria.
“Probablemente entre el 60 y el 80% de las armas que introdujo Estados Unidos han terminado con Al Qaeda y sus afiliados”, dijo Joshua Landis, experto en Siria de la Universidad de Oklahoma.
Pero en los últimos meses, grupos con respaldo de la CIA que combatían con facciones más extremistas empezaron a hacer avances en el sur y noroeste de Siria, según cargos estadounidenses. En julio y agosto, rebeldes con apoyo de Estados Unidos capturaron territorio en la llanura de al-Ghab, en el noroeste de las regiones sirias de Idlib y Hama. La llanura es una barrera natural entre las zonas controladas por los musulmanes suníes y la minoría alauí a la que pertenecen Asad y sus grupos leales. La toma de la llanura de al-Ghab se consideró un hito para debilitar a los alauíes.
Ese y otros avances pusieron en peligro la capital, Damasco, según las fuentes.
Pero en los últimos días, los ataques aéreos rusos han golpeado a los grupos en la zona, según el Instituto para el Estudio de la Guerra, un grupo de estudios de Washington que sigue de cerca la situación. Las bombas y misiles rusos han golpeado edificios concretos relacionados con la oposición moderada siria, según un oficial estadounidense conocedor de los datos de inteligencia.
Las autoridades rusas insisten en que bombardean a milicianos del grupo EI y otros terroristas.
Los oficiales de inteligencia estadounidense señalan que hay muchos factores detrás de la intervención rusa: Moscú reafirma su posición como gran potencia, refuerza a Asad y quiere asestar un golpe a Estados Unidos, que ha insistido en que Asad debe marcharse para poner fin a la guerra civil siria.
Al Kremlin también le interesa contener a EI, una organización que incluye a miles de combatientes chechenos que podrían suponer una amenaza para Rusia, según las fuentes.
Pero a corto plazo, “mi conclusión es que el momento de su intervención se debió a que Asad de verdad entraba en un punto crítico”, señaló el representante Jim Himes, demócrata por Connecticut y también miembro del Comité de Inteligencia.
Washington está teniendo problemas para encontrar una respuesta a las acciones de Rusia, pero pocos creen que Estados Unidos pueda proteger a sus aliados rebeldes secretos. El gobierno prácticamente ha descartado proporcionar a los grupos con respaldo de la CIA misiles tierra-aire que puedan derribar aviones, temiendo que ese armamento termine en las manos equivocadas, señalan las autoridades.
El representante Adam Schiff, principal demócrata en el comité, indicó que Estados Unidos debería considerar establecer una zona de exclusión aérea que ofrezca a los rebeldes un lugar seguro desde el que operar, y derribar a los helicópteros sirios que bombardean a civiles. Además, afirmó, Estados Unidos debería proporcionar armas al gobierno ucraniano que combate a los separatistas respaldados por Rusia en el este de Ucrania.
Establecer una zona de exclusión aérea implicaría que el ejército estadounidense estuviera dispuesto a entablar batallas aéreas con el gobierno Sirio, algo que no está sobre la mesa.
El gobierno “debate la necesidad de tomar más acciones o si es mejor dejar que Putin se complique la vida por sí mismo”, indicó el congresista en alusión al presidente ruso, Vladimir Putin.
“Nuestras opciones son mucho menores que hace dos o tres semanas”, señaló el senador Angus King, independiente por Maine, que forma parte de los comités de Inteligencia y Servicios Armados. “No creo que haya ninguna respuesta sencilla… Aumentar la implicación aérea se ha vuelto muy problemático por la intervención rusa”.
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