El enfado del legislador, sin embargo, no era por el crimen. En su lugar, Sangeet Som estaba molesto por la detención de los hombres que participaron en el ataque en el pueblo, a solo 30 millas de Nueva Delhi. Som, que pertenece al partido gobernante en India, Bharatiya Janata, calificó los arrestos de “atrocidades contra aldeanos inocentes”. A la familia del hombre fallecido se refirió como “esos asesinos de vacas”.
Unos días después, media docena de políticos del BJP abofetearon a un legislador en el suelo de la cámara estatal, enfadados porque había servido ternera en una fiesta. En el sur del país, seis miembros de un partido político estudiantil fueron suspendidos tras un intento de servir carne de res al curry en el campus en protesta por el asesinato del agricultor. El viernes, la violencia salpicó otra localidad norteña en medio de rumores de que se había sacrificado una vaca, con una multitud, que perseguía a dos musulmanes sospechosos del incidente, enfrentándose con la policía y prendiendo fuego a varios autos. Algunos residentes y agentes resultaron heridos, pero ninguno de ellos de gravedad.
Para los hindúes, las vacas son sagradas desde hace mucho tiempo y son veneradas como una figura maternal y asociada desde antiguo al dios Krishna. Pero cada vez más, los animales tienen también importancia política. Se han convertido en una herramienta para los partidos, una palabra en clave electoralista y un guito de guerra para nacionalistas hindúes y sus oponentes.
El jueves, el primer ministro Narendra Modi, rompió su silencio sobre el asesinato de Mohammad Akhlaq a finales de septiembre, diciendo que la intolerancia religiosa y ética amenazaba al crecimiento económico del país.
“Debemos decidir si los hindúes quieren luchar contra los musulmanes o contra la pobreza. Los musulmanes deben decidir si quieren luchar contra los hindúes o contra la pobreza”, dijo Modi en un mitin de campaña en el estado de Bihar, donde las elecciones comenzarán la próxima semana. “Se trata de la unidad, la armonía comunitaria, la fraternidad y la paz que llevará está nación hacia adelante”.
Pero Modi llegó al poder como un nacionalista hindú y desde su elección el año pasado, hindúes conservadores han estado exigiendo que se prohíba la venta de carne de res una industria clave para la pobre minoría musulmana del país. En muchos estados, el sacrificio de vacas y la comercialización de carne de vacuno están restringidos o prohibidos.
En el pasado, Modi se manifestó en contra de la industria cárnica de India. Pero desde que se convirtió en primer ministro se ha movido con delicadeza entre su deseo de ser visto como un hombre de Estado tolerante a nivel internacional el tipo de mandatario que es bien recibido por líderes mundiales y bromea con el creador de Facebook, Mark Zuckerberg y la necesidad de satisfacer a su base política en el país, que guarda un profundo recelo hacia los musulmanes y otras minorías.
Esa búsqueda de un equilibrio, sostienen sus críticos, envalentona a los extremistas hindúes y provocó el aumento de otras acciones, desde vandalismo en iglesias al reciente linchamiento. Las críticas a los sacrificios de vacas, afirman algunos, suele ser un simple código para expresar sentimientos antimusulmanes.
De los 1.300 millones de habitantes de India, aproximadamente el 81% es hindú, frente a un 13% musulmán.
“Me temo que los exaltados estarán más ocupados. Se les anima mucho y su poder es fuerte”, dijo Inder Malhotra, analista político y ex director del diario Times of India. “Una de las razones por las que este primer ministro guarda silencio al respecto es porque no quiere perder a estos hindúes, que son una proporción muy importante de sus partidarios”.
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Los periodistas de Associated Press Nirmala George y Rishabh R. Jain contribuyeron a este despacho.
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El periodista de AP Tim Sullivan está en Twitter en http://twitter.com/ByTimSullivan