Buenos Aires y las principales ciudades de Argentina amanecieron semi desiertas, como si fuera un día de asueto, debido principalmente a la falta de transporte y combustible que resultó de la huelga general de actividades realizada por sindicatos opositores del país.
En el quinto paro realizado durante los últimos tres años, no funcionaron los autobuses urbanos ni de larga distancia, el metro, los trenes, los aeropuertos y el metrobús, lo que impidió que quienes sí querían ir a trabajar pudieran hacerlo.
La huelga fue convocada por sindicatos opositores que pretenden presionar al gobierno a poco más de cuatro meses de que se realicen las elecciones presidenciales del 25 de octubre.
El principal reclamo es la eliminación del impuesto a las ganancias, pese a que es un tributo que pagan solamente los trabajadores de mayores ingresos, es decir, el 10 por ciento de los asalariados.
La oposición política y mediática ha logrado convertir el tema en una prioridad como si fuera una carga para la mayoría de los sindicalizados.
El pliego petitorio para este paro también incluye una actualización del salario mínimo vital y móvil, aumento de emergencia para los jubilados, precarización e informalidad laboral y devolución de fondos a las obras sociales sindicales.
Por último, los sindicatos exigen paritarias libres, es decir, negociaciones de alzas salariales sin el límite del 27 por ciento que ya fijó el gobierno.