Varios colectivos de choferes de autobuses iniciaron el primer minuto de este martes una huelga de 48 horas para exigir sustanciales mejoras laborales y sólo el 16 por ciento de la flota del transporte público estuvo activa en las horas pico de la mañana.
El secretario de Transportes de Río de Janeiro, Alexandre Sansao, admitió que el paro provocó grandes disturbios en la movilidad en la ciudad, a pesar del plan de contingencia, que prevé que el servicio de metro y trenes suburbanos operen al máximo de la capacidad. No será posible que todos lleguen al trabajo, advirtió Sansao en entrevista con la televisión Globo.
Pese al dispositivo de seguridad de policía militar y guardia municipal desplegado en zonas estratégicas de la ciudad, se registraron varios incidentes debido a bloqueos a la circulación y al mediodía unos 50 vehículos habían sido dañados como consecuencia de las protestas.
Algunos choferes que se oponen a la huelga, que se produce apenas cinco días después de otro paro similar el 8 de mayo que dejó 500 vehículos dañados y varios detenidos, fueron amenazados por personas armadas que les impedían iniciar actividades laborales, según Globo.
En un clima de presión creciente para las autoridades ante la proximidad de la Copa del Mundo, las reivindicaciones de colectivos como el de transportes o fuerzas de seguridad fueron en aumento. Algunos miembros del sindicado de conductores y cobradores de Río Sintraturb anunciaron el lunes la huelga, después que la reunión con el sindicato patronal finalizó sin un acuerdo entre las partes.
Los trabajadores rechazan el pacto firmado por las partes, que establece un aumento salarial de 10 por ciento y 140 reales (65 dólares) de complemento básico, mientras ellos exigen 40 por ciento más de sueldo y un complemento alimenticio de 400 reales (185 dólares).