La Secretaría de Transporte de esa ciudad brasileña volvió a activar un plan para aumentar al máximo la capacidad del tren y del metro, pues se estima que dos millones de personas utilizan diariamente los autobuses para sus desplazamientos cotidianos.
El paro de choferes de autobuses se produce por segundo día consecutivo y por tercera vez en una semana, mientras la Justicia de Brasil ordenó la víspera que funcionara al menos el 70 por ciento de la flota vehicular.
Las autoridades judiciales advirtieron a los huelguistas que, de no acatar esa orden, impondría a los sindicatos una multa diaria por más de 20 mil dólares.
Los huelguistas rechazan el acuerdo firmado por el sindicato y la patronal, que estipula un incremento salarial del 10 por ciento y 140 reales (65 dólares) de complemento básico, y exigen un aumento de 40 por ciento y un complemento alimenticio por 400 reales (185 dólares).
Los inconformes exigen también que se modifique la manera de operar, ya que el mismo chofer tiene que cobrar a los pasajeros, manteniendo el esquema imperante en la mayoría de las líneas de autobuses, donde hay un cobrador y un conductor para el mismo vehículo.