Wang Mingqing tiene 49 años de edad y pasó casi tres años en busca de su hija perdida en su taxi, ‘patrullando’ las calles de la región de Chengdú, en China, hasta que la encontró.
De acuerdo a los medios locales, Mingqing se convirtió en taxista en 2015 con la esperanza de incrementar las posibilidades de encontrar a su hija. A cada pasajero que abordaba su unidad le preguntaba y hasta que en marzo pasado, una joven mujer que sospechaba ser la hija que Wang buscaba, pidió a la Policía que le hiciera una prueba de ADN para verificar su identidad.
Sin darse por vencidos el matrimonio de la ciudad china nunca dejó de buscar, durante 24 años, a su hija Qifeng, desaparecida cuando tenía tres años y de quien jamás tuvieron noticias.
Las estrategias de Wang y su familia, además del taxi, era publicar su historia en las redes sociales y dejar volantes en las columnas de la calle.
Un dibujante de la policía, de los que hacen identikits, trabajó con Wang para hacer una ilustración lo más precisa posible de cómo se vería su hija en la actualidad. Y lo hizo tan bien que cuando comenzó a circular en las redes fue Qifeng quien un buen día se vio de pronto a sí misma. En ese entonces vivía del otro lado del país y se llamaba Kang Ying.
Fue Qifeng quien esta vez tomó la iniciativa y entró en contacto con sus padres. Tenía marido y dos hijos. El ADN confirmó más tarde lo que a esa altura todos sabían. ¿Acaso no tenía la misma marca que su hermana en la frente, y la misma tendencia a sentir náuseas cada vez que lloraba?
“De ahora en adelante, tu papá va a estar acá -le dijo Wang en el reencuentro-. No vas a tener que preocuparte por nada. Papá te va a ayudar”.