Historiadores rescatarán legado de fósiles en San Luis Río Colorado

San Luis Río Colorado, Son., 20 Sep (Notimex).- En el desierto de Altar había un bosque con elefantes, osos y tigres hace 1.8 millones de años, que historiadores y el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) buscan rescatar el legado de fósiles que dejaron.

Localizado en la esquina suroeste del desierto, frente a la costa sonorense del Alto Golfo de California y en las inmediaciones del desemboque del río Colorado, el lugar se conoce como Los Farallones, término que es una denominación para las rocas costeras.

En esta ciudad, historiadores, personal del INAH y residentes del poblado Golfo de Santa Clara sostuvieron una reunión, en la cual se establecieron las bases para buscar que esa región sea considerada un patrimonio como zona de riqueza paleontológica.

Aunque hay varias aduanas en un proceso que puede tardar varios años, según el arqueólogo investigador de la delegación de dicho instituto en Sonora, Júpiter Martínez Ramírez: “La declaratoria de zona paleontológica es literalmente inexistente en el país”.

Esta región ubicada en las cercanías del poblado Golfo de Santa Clara es un sitio que por sí mismo demuestra que es una zona de fósiles relevante, “tenemos este bosque que fue hace 1.8 millones de años y donde actualmente tenemos un clima muy agradable”, destacó.

Bromeó así sobre una parte desértica, donde en verano cotidianamente las altas temperaturas superan los 40 grados centígrados, pero que pudiera convertirse en la punta de lanza para generar una base en la investigación paleontológica nacional.

Hay que reflexionar que la Tierra es un espacio vivo que está transformándose y dicha región es un testimonio claro, el cual nos remonta a través de los restos petrificados sobre cómo ha cambiado el ambiente, citó el especialista.

Refirió que son muy pocos lugares en el país que tienen esa riqueza de fósiles, que es necesario llegar a un acuerdo de trabajo que involucre a todas las instancias posibles y sobre todo es más importante cuando la sociedad misma se manifiesta.

Indicó que si la comunidad se manifiesta en el sentido de la conservación de este patrimonio, qué mejor que la conformación de un organismo coadyuvante del INAH, que empiece a trabajar generando investigación y el rescate.

Podría buscarse una retrospectiva de la investigación del Golfo de Santa Clara, pero lo importante es la manifestación de los historiadores de la región, que habla de un proyecto de museo ya construido y que es clave para servir como el punto de resguardo del material paleontológico, asumió.

La primera pregunta es dónde están los fósiles encontrados a la fecha y dónde quedarán resguardados, dijo, por lo que el INAH al reconocer el museo cuya apertura está próxima en San Luis Río Colorado, que mejor para que se convierta en el lugar de resguardo.

De acuerdo con la empresa constructora ganadora de la licitación, el museo que se construye en esta ciudad quedará terminado en septiembre próximo, con fondos del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (Conaculta).

El instituto celebra la solicitud para la formación del organismo coadyuvante y que se vincule tanto la investigación, de buscar más investigadores nacionales o en convenios internacionales, lo cual es una cuestión muy clave, puntualizó.

“Lo que nos interesa es la generación de convenios para la investigación en el Golfo de Santa Clara”, mencionó el arqueólogo Martínez Ramírez, pues su riqueza la corroboran a raíz de un reporte sobre el sitio de parte de historiadores locales.

En México la cantidad de paleontólogos se cuenta con los dedos, desafortunadamente, y el INAH no cuenta con más de cuatro de esos profesionistas en todo el país, por lo que estos proyectos son claves para generar y concentrar a la gente interesada, además de obtener los recursos necesarios, mencionó.

El río Colorado no corría exactamente por donde está en la actualidad, ha cambiado y el cauce de hace 1.8 millones de años pasaba más hacia el desierto de Altar, “donde era un ambiente distinto, había bosques, había animales, elefantes, osos, tigres y una cantidad de fauna que no podemos imaginar”, relató.

Entonces, se trata de señalar una poligonal que quede protegida y que la gente denuncie dónde aparecen estos fósiles y se pueda realizar el registro, recuperación y salvaguarda de los mismos, como en 2007 cuando se localizó una tortuga.

Durante algunos años se han realizado en la zona investigaciones relacionadas con la geología, pero no respecto a la paleontología, por lo que ahora es una oportunidad y en el INAH existe la disposición de darle seguimiento a los proyectos emprendidos por la gente, afirmó.

El presidente de la Sociedad Sonorense de Historia, Benjamín Gaxiola Loya, indicó que esta agrupación estuvo siempre interesada y dirigida a la historia desde la llegada de los europeos, pero ahora entiende con claridad que la historia está en el origen de las cosas.

“Desde entonces se puede hablar de que hay una historia que contar, y en ese sentido la aparición recientemente de restos paleontológicos en el área del Golfo de Santa Clara nos llamó mucho la atención”, refirió.

Mencionó que en encuentros con miembros del Centro de Investigaciones Históricas de San Luis Río Colorado, coincidieron en que no pueden permitir que las cosas sigan como ahora en este tema.

“Y con esto hago referencia a dos cosas, la primera es la casi forma anónima, por decirlo así, cómo se hablaba de fósiles en esta región y no se hacía nada o se hacía poco, salvo las actividades y esfuerzos de particulares para evitar los saqueos”, destacó.

Por otro lado, estimó que se encuentra la indiferencia oficial que ha impedido que se aborde el problema de extracción de los restos petrificados.

“Esos bienes paleontológicos generan investigación allende la frontera y cuando ésta se publica la recuperamos vía libros y difusión, pero que es un patrimonio de los mexicanos”, describió.

“Creo que con el mejor de los ánimos justicieros llega en buen momento esta investigación que justifica la pertinencia de que la sociedad se involucre para, primero, tener conciencia de lo valioso de esta zona paleontológica”, opinó.

Segundo, la Sociedad Sonorense de Historia sumará esfuerzos de manera concreta y en poco tiempo hacer algo, por lo que dio el primer paso de entablar comunicación con la delegación del INAH en Sonora.

Indicó que funcionarios de dicha instancia federal ya estuvieron en el Golfo de Santa Clara, lo que valida el interés de la institución por hacer algo e iniciar acciones tendientes a rescatar este patrimonio de México.

Uno de los dirigentes del ejido Golfo de Santa Clara, ubicado en las inmediaciones de la zona conocida como Los Farallones, Doroteo Meza, manifestó que los ejidatarios están en la mejor disposición de apoyar estos trabajos de historiadores y autoridades.

Comentó que están listos para atender cualquier necesidad en el uso de suelo, además de emprender actividades coadyuvantes en la vigilancia que se podría establecer en la zona para defender los fósiles.

“Vemos como turistas de Estados Unidos llegan a donde están las rocas, entran en cuatrimotos y carros especiales, después se llevan todo tipo de materiales sin ninguna vigilancia de nadie”, dijo.

Por su parte, el presidente del Centro de Investigaciones Históricas local, Joaquín Robles Valle, manifestó que la zona de patrimonio paleontológico traerá beneficios a la investigación, pero también por el turismo científico y cultural que generará.

“El turismo que tenemos actualmente es de gente que viene del otro lado a beber y jugar carreras en la playa, pero una zona paleontológica genera otro turismo de gente seria, que es la que genera más divisas”, afirmó.

Mencionó que actualmente en México sólo existe un sitio paleontológico reconocido, el cual se encuentra en el estado de Coahuila, por lo que de reconocerse el de este municipio sonorense, sería el segundo a nivel nacional.

Comentó que por ello los historiadores locales están interesados en promover este proyecto, para que represente una alternativa a los pobladores de la costa sonorense del Alto Golfo de California, donde se decretó una veda pesquera de dos años.

Así, tanto ciudadanos como autoridades manifiestan interés en preservar dicha riqueza del pasado remoto, resguardar los fósiles, generar investigación y acopiarlos en un museo para que la sociedad y el turismo puedan apreciarlos.

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