La funcionaria estadounidense salió por su propio pie del hospital, portando lentes oscuros y acompañada de su esposo, el ex mandatario estadounidense William Clinton. Ambos abordaron una camioneta negra con los cristales polarizados.
La vocera del Departamento de Estado, Victoria Nuland, señaló que Clinton había estado muy activa durante su estancia en el hospital, hablando con el personal de la dependencia a su cargo y revisando documentos.
Los médicos habían indicado antes que el coágulo no supone para la funcionaria un riesgo para su salud, y dijeron estar confiados en que Clinton tenga “una completa recuperación“.
En un comunicado emitido el lunes pasado, destacaron además que pese a la ubicación del coágulo, Clinton no padeció ni infarto ni daño neurológico, y que actualmente conversa con su familia, médicos y personal de hospital.
Explicaron que tratan a Clinton con medicamentos para disolver el coágulo que se le formó a consecuencia de la contusión en la cabeza que sufriera la funcionaria a principios de este mes, luego de un desvanecimiento provocado por un virus estomacal.